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Los tesoros medievales (I)

Publicado por Chus

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En la historia del arte se suele prestar especial atención a la arquitectura, escultura y pintura, dejando un poco de lado otro tipo de manifestaciones culturales de los gustos y modas de las diferentes épocas. La gente a lo largo de la historia, también demandaba de artistas y artesanos, ropa, muebles, utensilios diversos, adornos o libros decorados. Muchos de esos objetos se fabricaban usando sencillos materiales con técnicas poco elaboradas, como tejidos de lana corriente, herraduras, cadenas, armas, aperos de labranza, zapatos, cinturones, etc. Pero también los artesanos y artistas confeccionaban para los más pudientes de la sociedad, nobleza e Iglesia fundamentalmente, objetos preciosos con materiales valiosos, mucho más elaborados. Como los materiales preciosos, oro, marfil, etc., duran más, y existe un mayor interés en su conservación, hasta nuestros días han llegado una serie de tesoros, objetos de oro, plata, esmaltes, tallas de marfil, tejidos de seda o manuscritos, que fueron encargados por los privilegiados de la sociedad medieval, y muestran el buen hacer de los hombres de su época..

Uno de esos objetos que merece especial atención es un altar hecho para el monasterio austriaco de Klosterneuburg, en el Danubio, patrocinado por el preboste Wernher, superior del monasterio (según reza en una inscripción), realizado en 1181 por el artista Nicolás de Verdún (por su nombre provenía del valle del Mouse, región situada al oeste del Rhin, famosa por los trabajos metálicos). El altar consiste en una serie de placas de esmalte ordenadas como un tríptico, en las que se utilizó la técnica del esmalte “champlevé”. El esmalte es una sustancia vítrea que se aplica sobre un fondo, y luego se le aplica calor, para que se fundan entre sí. El “champlevé” (en francés “campo levantado”) consiste en labrar un dibujo sobre una lámina de metal dejando finas líneas levantadas que forman unos alveolos que contienen el esmalte. El artista aquí utilizó como colores el rojo y varias tonalidades de azules sobre las láminas de oro. Los fondos se trabajan en anchas superficies y las líneas talladas aparecen cuidadosamente teñidas, contribuyendo con ellas a acentuar el efecto tridimensional de las figuras.

Las placas son rectángulos rematados por trifolios y cuentan con inscripciones latinas dispuestas alrededor para identificar las distintas escenas. En la fila superior se representan las del Antiguo Testamento antes de que Moisés recibiese las “Tablas de la Ley”, en la inferior, escenas del Antiguo Testamento posteriores a la Ley, y en la fila central se representan escenas de la “Era de la Gracia”, a partir de la época de Cristo. Las escenas del Antiguo Testamento prefiguran los temas del Nuevo que aparecen en la fila central, en un “paralelismo tipológico”, conocido desde antes, pero usado con profusión a partir del siglo XII. La complejidad teológica del programa del altar indica que, al proyectar la ordenación de las escenas, Nicolás de Verdún, había contado con la ayuda de alguien, tal vez del propio preboste Wernher.

En esta obra Nicolás de Verdún creó un nuevo estilo de gran interés en el que pueden rastrearse hasta tres influencias diferentes, siendo la primera, la del arte de Grecia y Roma, que sobrevivió en los primeros estilos medievales, la del contemporáneo Imperio bizantino y la observación directa del natural, especialmente del cuerpo humano. Las características propias del estilo denominado en ocasiones de “transición” (entre el románico y el gótico), son los pliegues ondulantes, paralelos y acanalados de los ropajes y el dominio de la anatomía humana. Nota peculiar del autor es la precisión del movimiento y la expresión viva de los rostros.