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Relicario de los Corporales de Bolsena

Publicado por A. Cerra

Relicario de los Santos Corporales de Bolsena

Esta joya de la orfebrería de esmaltes que se hacía en la región italiana de Siena a mediados del siglo XIV es uno de los grandes tesoros que se salvaguardan en la Catedral de Orvieto. Y por cierto, la propia estructura y apariencia de este Relicario de los Corporales nos recuerda a la fachada de ese templo catedralicio.

La obra la realizó entre 1337 y 1338 el orfebre Ugonlino de Vieri junto con otros socios de los que también conocemos su nombre, ya que aparecen inscritos en el pie del relicario. Y también ahí están inscritos los nombres de los que lo encargaron, que no fueron más que el Obispo de Orvieto y seis frailes de la propia catedral.

Como nos indica su nombre se concibió como cofre para guardar reliquias, las cuales se cobijan tras las puertas articuladas que componen este mueble que en realidad lo podríamos considerar como un prodigio de micro arquitectura.

Su estructura con pináculos, gabletes de formas triangulare y hasta un rosetón inevitablemente nos recuerda a los elementos arquitectónicos del arte Gótico. Y todo ello se hace para recrear la historia milagrosa de los Corporales a lo largo de 8 imágenes distintas. A lo cual habría que sumar otras 16 escenas sobre los episodios de la Pasión de Cristo. Una escenas que aparecen tanto en el anverso como en el reverso de las citadas puertas.

A toda esa imaginería realizada con esmaltes hay que añadir la presencia de ciertas esculturas enriqueciendo el conjunto. Unas pequeñas esculturas que como es obvio tienen ya la influencia de uno de los grandes artistas góticos de toda esta zona de la Toscana. Hablamos de Giovanni Pisano autor de conjuntos como el Púlpito de la Catedral de Pisa o de obras individuales como la Madonna de la Catedral de Prato.

En definitiva, es una obra de gran valía artística, lo cual no es extraño si la relacionamos con el relato con el que se vincula. Es decir, el milagro de Bolsena (pequeña ciudad cercana a Orvieto). Y es que este hecho que se fecha en el siglo XII fue el mismo origen de lo que todavía hoy en día se celebra como el día del Corpus Christi, y según esto un corporal comenzó a manar la sangre de Cristo para hacerse presente durante la misa de un cura dubitativo con la fe. En memoria de aquel acontecimiento que certificaron el obispo de Orvieto y el propio Papa de la época se realizó la estupenda capilla de los Corporales en la Catedral, decorada con interesantes pinturas murales y sobre todo con este estupendo relicario de oro, plata y esmalte.