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Madonna de Prato de Giovanni Pisano

Publicado por A. Cerra
Madonna de Prato de Giovanni Pisano

Madonna de Prato de Giovanni Pisano

Esta Madonna con el Niño es una de la mejores esculturas de bulto redondo de su tiempo, y es que de la escultura gótica del siglo XIV nos han llegado excelentes ejemplos pero en grandes conjuntos que unen arquitectura, escultura e incluso pintura, como por ejemplo los Púlpitos de las Catedrales de Pisa o de Pistoia, obras del propio Giovanni Pisano, que a su vez es heredero de su padre el gran Nicolá Pisano.

Padre e hijo son grandísimos escultores de la época, pero en Nicolá Pisano se ven mucho más claras las huellas del clasicismo, mientras que su vástago Giovanni tiene una sensibilidad mucho más gótica, y un buen ejemplo es esta pieza labrada en mármol a escala inferior que la natural (la figura mide menos de 70 centímetros de alto).

Es una obra realizada en torno al año 1315 para la Catedral de Prato. En ella se ve toda la firmeza del artista en lograr la tridimensionalidad, un efecto que queda claro por el sutil modelado de las formas pero también por la postura, en la que la leve inclinación de la cabeza de la virgen y la proyección de su cadera izquierda le confiere un volumen innegable. Además es una postura que la emparenta con el arte europeo de su tiempo, por ejemplo con la Notre Dame parisina, donde se puede ver el mismo tipo de “balanceo gótico”. Sin duda, es una obra de extraordinaria madurez por parte de este autor, ya que la realizaría en fechas muy cercanas a su muerte porque Giovanni Pisano nació aproximadamente en el 1248 y falleció hacia el año 1315.

Esta obra también se conoce como Madonna della Cintola (de la cintura) dada la acusada postura que ya hemos nombrado, pero no es el único ejemplo de este tipo de figuras realizadas por el artista. Realizó unas cuantas más. Dos de ellas las realizó para su ciudad natal Pisa, y también realizó una célebre escultura de la Madonna con el Niño para la Capilla Scrovegni de Padua, famosa por estar decorada con los frescos de Giotto.

Es muy curioso ver este interés por las esculturas de bulto redondo, ya que se llevaba muchos años en los que los escultores prácticamente solo realizaban relieves de aplicación arquitectónica. Sin embargo con creaciones como estas se está volviendo a la figura humana, tratada cada vez como un mayor realismo y humanización. Y no solo en la representación de las formas, sino en la representación de la relación entre esas figuras, ya que nos muestra un diálogo muy íntimo y natural entre madre e hijo. Algo que ahora nos parece muy normal, pero que en su momento fue una verdadero cambio de aptitud, rechazando el hieratismo y la frialdad del mensaje religioso y optando por una humanización que sirvió de modelo para muchas obras posteriores.