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Capilla Scrovegni, Giotto

Publicado por Laura Prieto Fernández

La pequeña capilla Scrovegni o Capilla de la Arena en Padua alberga en su interior uno de los más afamados conjuntos murales de toda la historia del arte. Pocos frescos –quizás la Última Cena de Leonardo da Vinci- han sido tan estudiados y admirados por los expertos en historia del arte como los que han sido atribuidos a Giotto di Bondone en este pequeño espacio en pleno Trecento Italiano.

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El edificio fue encargado por Enrico Scrovegni y está dedicada a Santa María de la Caridad; Enrico era un hombre piadoso que trató de purgar la avaricia de su padre con este pequeño templo que a la vez serviría como capilla funeraria para su familia. Las obras comenzaron en 1303 y dos años después, en 1305, ya habían terminado. La capilla debía de conectar por uno de sus laterales con el palacio de la familia el cual hoy ha desaparecido completamente.

El edificio está construido en ladrillo de cara vista y piedra blanca mostrando una alternancia de colores. El acceso se realiza a través de una amplia arcada de medio punto construida en piedra y da paso al interior de la edificación que poco tiene que ver con la simplicidad de las formas exteriores.

El interior está configurado como un templo de una sola nave con cubierta de bóveda de cañón de medio punto. Los muros del templo se han decorado a través de la técnica del fresco con treinta y seis escenas que presentan un elaborado programa iconográfico; además el artista realizó múltiples grisallas y trampantojos con los que separar las diversas escenas.

Aparecen cuatro registros de frescos superpuestos: Los treinta y seis recuadros con escenas narrativas deben leerse desde la izquierda hasta la derecha y de arriba hacia abajo. La iconografía está tomada del Nuevo testamento pero en ella también se observan representaciones extraídas de los Evangelios Apócrifos. El ciclo comienza con escenas de Santa Ana y San Joaquín, después se relatan hechos de la infancia de la Virgen y por último la vida de Jesús. El ciclo culmina con la representación en la pared de los pies el Juicio Final. En la zona inferior se han representado mármoles y grisallas además de las virtudes teologales y los pecados capitales. Las Virtudes culminan en la zona del Juicio Final correspondientes a los salvados mientras que los Vicios lo hacen con los condenados, así el mensaje es claro y conciso: las virtudes llevan a la Salvación y los pecados a la condenación eterna.

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En realidad nunca se han encontrado fuentes objetivas –contratos firmados- de que Giotto fuera quien realizó la decoración de los frescos de la Capilla Scrovegni y pese a que hoy en día los historiadores del arte parecen estar de acuerdo en que esto es así, se han planteado multitud de conjeturas a lo largo de la historia. Con todo, parece probable que el artista contara con la ayuda de algunos discípulos de su taller, sobre todo en la zona del altar donde se hace patente la intervención de varias manos.