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«Llanto ante Cristo muerto» de Giotto

Publicado por Chus

LLanto ante Cristo muertoMuchos historiadores del arte opinan que la obra principal realizada por el maestro pintor florentino Giotto de Bondones es, sin lugar a dudas, la serie de pinturas al fresco que realizó para la iglesia de la Arena de Padua, a la que pertenece esta escena. Esa capilla, fue mandada levantar por Arrigo Scrovegni, señor de Padua en el centro del anfiteatro de la ciudad, en memoria de los mártires allí sacrificados. El anfiteatro de Padua (hoy derruido) rodea la capilla con un ambiente de soledad y silencio que favorece la contemplación de las pinturas. El santuario tiene treinta y ocho recuadros situados en las paredes laterales que representan diversas obras evangélicas realizadas en los primeros años del S. XIV. Giotto se opone así a la serie continua medieval al separar en cuadros las diferentes escenas.

En esta, la composición de las figuras se articula alrededor del cuerpo de Cristo muerto, ya descendido de la cruz, colocado en posición yacente, situado en el suelo, sostenido por su madre y las santas mujeres que lo encierran en un círculo formado por el volumen de los cuerpos. Las figuras situadas a la izquierda del espectador inclinan sus rostros para verle, mientras que los de la derecha (siempre desde le punto de vista del espectador), dos apóstoles dialogando, son los únicos personajes erguidos del conjunto.

En esta representación lo más importante es el sentimiento de las diversas personas que en ella aparecen. Se trata de un drama de amor en el que el dolor no tiene límites, no solo para los personajes del mundo terrenal, sino también para los ángeles que sobrevuelan la escena en pronunciados escorzos y manifiestan su dolor ante la muerte de Cristo mostrando variedad de demostraciones del mismo.

El pintor nos muestra sus manera de entender la pintura que rompe con algunos de los convencionalismos del estilo bizantino representado por su maestro Cimabue, tan convencional y estereotipado. Su dibujo es firme, delimitando los contornos y las formas, constituyendo una pintura eminentemente lineal. Da prioridad a la representación de la figura humana, siempre majestuosa y solemne. Las figuras son macizas, sólidas, incluso achaparradas, produciendo sensación de peso por su sentido plástico, ya que concibe las figuras en función de su masa. Años más tarde una serie de pintores entre los que se encuentran Masaccio y Miguel Ángel, retomarán este sentido plástico y volumétrico de la figura humana. Los nimbos dorados de algunos personajes los realiza en estuco, dotando así a las figuras de un mayor efecto plástico al añadirles un volumen real.

La escena se representa en un exterior, aunque esta valoración del paisaje y del espacio externo se hace como un telón de fondo más que como una verdadera representación del mismo. Mucho más efectivo para conseguir la sensación de espacio resulta la colocación de las figuras de las mujeres que están de espaldas al espectador. La luz uniforme contribuye a dotar a la escena de unidad, lo mismo que las miradas y las actitudes y gestos. Los colores son simples, sombreando ligeramente algunos de ellos para sugerir el volumen de los cuerpos.