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Giotto (y V)

Publicado por Chus

capilla-bardi.jpgTras el ciclo de Padua, trabaja con profusión como pintor de tablas, ya que tenía una excelente reputación en este campo. Para este tipo de obras, emplea un nítido y negro perfil para definir las figuras, como si se tratase de una vidriera. En “La Dormición de la Virgen” de Berlín, el marco de la escena reproduce la forma triangular de un tímpano de un templo griego. Aparece María acostada sobre una cama en el centro, contrastando su horizontalidad con el hieratismo casi vertical de la muchedumbre de apóstoles y ángeles, que la acompañan. La silueta aislada de Cristo, queda al margen de las demás por su serenidad, semejante al Apolo de Olimpia, lo que nos habla del clasicismo interior que poseía el pintor (desconocedor de las obras griegas), que puede observarse también en los ritmos de los trajes, las esencias y contención de los gestos, etc.

Entre los años 1319-1328 trabaja en Florencia, realizando obras para las dos capillas Peruzzi y Bardi en la iglesia de la Santa Croce, la segunda iglesia franciscana más importante después de Asis y una serie de obras sobre tabla, repartidas en la actualidad en distintos museos. En las capillas de la Santa Croce, fueron los más ricos banqueros de Florencia los que le encargaron los frescos, como demostración del poder de la sociedad mercantil. Las historias de San Juan Bautista y San Juan Evangelista aparecen en la capilla Peruzzi, con unos marcos arquitectónicos más complejos, pintando unos frescos que se suceden sin interrupción a lo largo del muro de la capilla, en general con unos gestos más calmados, con personajes menos angulosos y con un uso del color más matizado por la luz. En la capilla Bardi muestra la “Leyenda de San Francisco”, de forma más reducida que en Asís, dejando solamente las esenciales para la Orden y la Curia en detrimento de las que nos instruían sobre la historia poética e íntima del santo. En estas escenas todo tiene un carácter más ornamental y más oficial. “La Renuncia del Santo a los bienes terrenales” se desarrolla ante un edificio cuadrado con elementos góticos, pero de concepción clásica, recordando al Ara Pacis que hunde el espacio de la ventana hacia un horizonte lejano. En la escena del “Capítulo de Arles”, el espacio adquiere una nueva dimensión en el pequeño claustro que se abre en una detallada perspectiva de la arquitectura, con tres niveles de profundidad, recordando los relieves “stiacciatos” donatellianos. Las espaldas de los monjes sentados en el largo banco del primer plano, con la balaustrada con columnas, son más elocuentes que los escorzos de los rostros y que los perfiles en perspectiva, constituyendo una íntima escena de convento.

En 1328 se encuentra en Nápoles, llamado por Roberto de Anjou, realizando una serie de obras, hoy perdidas. En 1334 es nombrado maestro de obras del Duomo de Florencia y arquitecto de la villa y, en el mismo año estableció los fundamentos del campanile de la catedral, que no se terminó en su vida y se concluyó de manera distinta a como lo había diseñado el maestro, pero lleva su nombre, “el campanile de Giotto”.

Murió en Florencia en 1337 y se enterró en Santa María in Fiore, “a la izquierda según se entra en la iglesia, donde se encuentra una lápida de mármol blanco dedicado a la memoria de ese gran hombre”, según relata Vasari.