Relicario de Rurutu
Esta escultura en madera hoy en día se encuentra en el British Museum de Londres, y allí ha sido admirada por grandes genios del arte contemporáneo como el pintor español Pablo Picasso o el escultor británico Henry Moore. Sin embargo, difícilmente sus artífices del siglo XVIII pudieron imaginar semejante situación.
La obra procede de las Islas Australes en el océano Pacífico, un archipiélago que actualmente pertenece a la Polinesia francesa. A aquellas islas llegaron los misioneros cristianos en el siglo XIX, y a ellos les sería entregada esta obra como símbolo de que ya se habían convertido a esa nueva religión.
Y es que la pieza está vinculada con las antiguas creencias del lugar. Se supone que sería un representación de su dios A’a, el más importante de la isla de Rurutu. Sería una representación del mismo en esta talla de madera (de 117 cm. de altura), cuyo interior está hueco y albergaría restos humanos o reliquias.
La talla es exquisita, y su valor se incrementa al saber que sus autores no contaban con herramientas metálicas para moldearla, ya que eso no llegó a estas remotas islas del Pacífico hasta que no desembarcaron los europeos. De hecho, solo se trabajaba con utensilios de piedra.
Con piedras generaban herramientas como buriles o formones de distintos grosores con los que podían hacer verdaderas filigranas. Y también para acabar estas tallas utilizaban otros útiles con conchas marinas y hasta dientes de tiburón. En definitiva, eran unos verdaderos maestros, y los trabajadores de la madera de Rurutu eran conocidos por otros archipiélagos polinesios.
Objetos como este tenían un uso ritual, y no solo se cuidaba su labrado, sino que las mujeres hacían unos curiosos envoltorios protectores, fabricados con tela de corteza. Sin embargo, de esto último solo hay crónicas y no ejemplos materiales. La realidad es que cuando se instauró el cristianismo por esas latitudes muchas obras de este tipo fueron destruidas. Por eso es tan valioso este ejemplo.
Valioso y hermoso. Hay que fijarse por ejemplo en la cabeza de la figura. En ella los rasgos fisionómicos son pequeñas figuras en altorrelieve. Con ellos dan forma a la nariz, los ojos o la boca. Porque no se busca un retrato naturalista, sino evocar encarnaciones ancestrales.
Esas figuras talladas en pequeño vuelven a aparecer por el torso, las caderas, la espalda o las piernas. Y pese a que se haya perdido, seguramente por tras ser castrado por los misioneros, es muy posible que también el pene fuera otra figurilla humana, que además nos presentaría un pene erecto, relacionando A’a con el origen de toda la población de Rurutu y por lo tanto con su poder generador de vida. E incluso se puede decir que toda la escultura tiene cierta forma fálica.
Pero todo son especulaciones, ya que desconocemos el significado exacto de la obra y de cada una de las formas humanas que la componen. Así como también ignoramos los ritos para los que serviría, ya que esas mismas figurillas se convierten en anillas o elementos de sujeción, por ejemplo en orejas y caderas. De manera que se usarían para ser expuesta o para usos procesionales y rituales.