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Relicario de San Valero

Publicado por A. Cerra

Busto Relicario de San Valero

Durante toda la Edad Media no hay templo a lo largo y ancho de Europa que no se precie de tener sus propias reliquias de santos. Son estos restos los que atraen a los fieles en todo tipo de peregrinaciones y de hecho hay que exponerlas para que puedan ser veneradas por los creyentes, de ahí que se comiencen a confeccionar todo tipo de relicarios, lo cual durante el periodo del arte gótico va a generar obras de gran valía artística.

En unas ocasiones, las reliquias se supone que pertenecen a grandes personajes de la Biblia y para ellos se elaboran relicarios de primerísima calidad, como puede ser el famoso Relicario de los Tres Reyes Magos. Pero también hay otros que hacen mención a personajes históricos que supusieron un gran impulso para la fe y el Cristianismo, como por ejemplo podría ser el venerado Relicario de Carlomagno, una joya de primer orden en Francia.

No obstante, hay otros muchos relicarios que se hacen para proteger, guardar y venerar los restos y reliquias de otros santos de carácter local. Lo cual a veces no supone detrimento alguno en la calidad de las piezas, ya que todo dependía del presupuesto con el que se contaba y del artífice que hacía el trabajo. Y una buena muestra de que estas piezas pueden ser grandes obras de arte es el Busto Relicario de San Valero que se guarda en la Catedral de San Salvador de Zaragoza, en la región española de Aragón, y donde según la tradición se guarda el cráneo del santo patrón de la ciudad.

Se trata de una obra realizada a mediados del siglo XIV y en la cual se siguen las mismas características estilísticas que se estaban desarrollando con la escultura gótica de carácter monumental. Es decir, se trata de una imagen inspirada en una idea realista de la figura a representar. Algo que venía de una moda traída sobre todo desde Francia, y también de Francia el Papa Luna, o sea, Benedicto XIII, quien tras el Cisma de Occidente había traído desde Aviñón a su Aragón natal una serie de bustos relicarios realizados en Francia que crearon escuela entre los artesanos y artistas aragoneses, independientemente de que trabajaran la orfebrería de plata, el alabastro, la piedra, o la madera.

De hecho, en la misma Catedral de Zaragoza no solo se conserva este busto relicario, hay otros semejantes y más o menos contemporáneos que contienen restos de otros santos venerados en la región, como San Vicente o San Lorenzo. Todo ellos son obras trabajadas con plata sobredorada, a la cual se le añadían piedras preciosas. Por cierto, hemos nombrado al Papa Benedicto XIII, pues son muchos los historiadores que consideran que el extraordinario realismo del rostro de este busto está inspirado en ese personaje.