Fíbulas ibéricas
Con el término fíbula nos referimos a las numerosas piezas de tipo metálico que desde la antigüedad han sido utilizadas para sujetar las vestimentas como si de las actuales imperdibles o alfileres se tratase. Su uso es conocido desde la antigüedad y en ellas se aprecia una evolución hacia formas cada vez más naturalistas y decorativas. La gran variedad de este tipo de piezas que han sido encontradas nos habla de su gran difusión; de hecho no debemos obviar que las fíbulas fueron objetos muy comunes utilizadas hasta mediados de la Edad Media cuando fueron sustituidas por los botones para unir prendas.
Las primeras fíbulas encontradas datarían de la Edad de los Metales y a medida que las sociedad se van desarrollando con ellas estos singulares objetos. Así pues encontramos fíbulas en los objetos legados por los fenicios, los romanos, los griegos… Especial atención merece un singular tipo de fíbula conocida como fíbula ibérica anular en la que el arco pasador – a menudo configurado a modo de jinete- monta sobre una especie de anillo metálico formando con éste una sola pieza. De la misma manera debemos destacar como a partir de la época bizantina estos objetos se hicieron cada vez más ampulosos llegándose a convertir en verdaderas obras de arte en las que se engarzaban piedras preciosas o semipreciosas.
En este contexto podemos destacar algunas piezas de gran importancia halladas en la Península Ibérica como la conocida Fíbula de Lancia, que en la actualidad se expone en el Museo Arqueológico Nacional y que dataría de en torno al año 300 a.C. Se trataría de una fíbula fabricada en los talleres astures o celtíberos de la Cornisa Cantábrica. Realizada en bronce la figura representa a un jinete montado a caballo y bajo la cabeza del animal un guerrero vencido. Este tipo de piezas era muy común entre los grandes guerreros de la época.
La fíbula de Braganza hallada en la zona norte de Portugal y conservada en la actualidad en el Museo Británico de Londres, es una de las piezas más singulares. Se trata de una fíbula de largo travesaño -aunque en la actualidad éste se ha perdido- muy posiblemente realizada por un artista griego siguiendo las indicaciones de algún príncipe celta. Si bien la obra posee claras referencias a la cultura griega, las formas utilizadas proceden de la iconografía celtíbera. La pequeña pieza, realizada en oro y esmaltes, representa uno de los trabajos de Hércules: la lucha contra el león que, en una desafortunada restauración fue sustituido por una especie de cánido. En el travesaño desaparecido la pieza podría representar el resto de los trabajos del héroe.
Muy posterior, de época visigoda, encontramos la Fíbula de Alovera con forma de águila en cuyo interior se han engarzado piezas de vidrio y oro sobre un soporte de bronce. La pieza fue realizada por talleres hispano-visigodos en torno al siglo VI d.C. siguiendo la técnica del cloissone o esmalte alveolado y fue hallada en el yacimiento de Camino de la Barca en Castilla La Mancha, España.