Adán y Eva de Baldung Grien
Como en muchas otras obras del artista alemán Hans Baldung Grien, como sus tablas de Las Edades de la Vida y de la Muerte, se nos vuelve a presentar como un maestro del desnudo.
En este caso estamos ante una tabla pintada al óleo pintada en el 1531 con el tema de la Caída del Hombre o la Expulsión del Paraíso, personificadas en las figuras de Adán y Eva. Unas figuras que inmediatamente nos remiten a las figuras de Adán y Eva que pintó Albert Durero y que en la actualidad se exponen en el museo madrileño del Prado. Esto es una ventaja si se quieren contemplar estas dos obras, ya que la tabla de Baldung Grien también se expone en Madrid, aunque en este caso en el Museo Thyssen Bornemisza.
No en vano, Adán y Eva de Durero se consideran como el punto de inicio del desnudo en el norte de Europa, y además hay que tener en cuenta que Hans Baldung Grien fue durante un tiempo ayudante de Durero en su taller de la ciudad de Nuremberg.
No obstante, también hay diferencias y cierta evolución, ya que Baldung Grien cambia la orientación y objetivo de la obra, porque está muy claro que carga enormemente la imagen de sensualidad, centrándose en la anécdota de como Adán está tocando a Eva, mientras ella tiene en la mano la manzana como símbolo del pecado original del que habla la Biblia. Una escena que mira la pequeña serpiente desde las ramas del árbol del paraíso que pronto van a perder los personajes.
Esta carga de sensualidad es propia de las obras de madurez de Baldung Grien. Para ello, aunque aparecen todos esos símbolos bíblicos de la manzana o la serpiente, lo cierto es que es capaz de reducir todos los pormenores de la imagen, y el paisaje y la ambientación se reduce al máximo. Todo se concentra en las dos figuras, en sus cuerpos, sus gestos y la enorme expresividad de sus rostros, que están mirando pícaros, y también provocadores, a nosotros, los espectadores.