Adoración de los pastores, Murillo
Todo artista que se precie debe tener un estilo personal y único, que diferencie su producción de cualquier otro pintor sin embargo, es lógico pensar que incluso los grandes maestros de la pintura presentan importantes influencias de otros pintores sobre todo en sus obras de juventud. En esta ocasión, analizaremos como uno de los pintores barrocos con mayor personalidad artísticas, Murillo, se dejó influir por otros artistas de su tiempo como Ribera, Zurbarán o Velázquez.
Bartolomé Esteban Murillo (1617 – 1682) fue uno de los artistas destacados de la conocida escuela sevillana durante el Siglo de Oro español. En realidad, no son muchos los datos con los que contamos acerca de la vida del autor, sobre todo en sus primeros años; hijo de un barbero acomodado, Murillo se inició en el mundo de la pintura con Juan Castillo pero en sus primeras obras lo que realmente destaca es la influencia de los grandes pintores de su tiempo.
En torno al año 1650 el artista realiza la obra que aquí analizamos, La Adoración de los pastores, un óleo sobre lienzo de formato horizontal que mide casi dos metros treinta de anchura y algo más de un metro ochenta y cinco de altura. En la actualidad la pintura se exhibe en el Museo del Prado de Madrid y llegó a la colección cuando el monarca español Carlos III adquirió la pieza a un comerciante de origen irlandés.
En el lienzo se presenta una escena bíblica extraída de los Evangelios, Jesús recién nacido es adorado por los pastores entre los que se aprecian hombres y mujeres de distintas edades como muestra de que el mensaje de Dios llega a todo el mundo. María es representada como una muchacha joven que atiende amorosa a su Hijo y le dedica sus cuidados, aparece vestida con una túnica rojiza que adelanta la pasión y un mando azulado que simboliza el cielo. Tras ella aparece José un hombre de edad madura que resguarda la Virgen y al niño.
En la obra se aprecia la influencia de distintos artistas que por aquel entonces ya gozaban de cierta fama y prestigio como Zurbarán especialmente presente en el cordero que nos remite a su Agnus Dei, el claroscuro de la escena que nos remite a las obras de Ribera e incluso la mujer mayor cargada con una cesta de huevos que nos hacen recordar inmediatamente las primeras piezas de Velázquez.