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Alegoría al café y al banano de Aleardo Villa

Publicado por A. Cerra

Alegoría al café y al banano de Aleardo Villa

El Teatro Nacional de Costa Rica, situado en la capital San José, se considera el gran monumento de todo el país. Y lo es no solo por su bella arquitectura propia de finales del siglo XIX y comienzos del XX, también lo es por el mucho arte y decoración que guarda en sus estancias interiores. Entre todo ese conjunto destacan las pinturas que realizó el artista italiano Aleardo Villa (1865 – 1906) en el año 1897.

El pintor jamás estuvo en el país centroamericano y realizó los grandes lienzos del encargo en Italia. De ahí que se aprecian ciertos errores temáticos como que el cafetal se encuentra a la altura del mar o que los racimos de bananas los pintase al revés respecto a cómo crecen en la realidad.

Aunque eso no pareció importar demasiado para que fueran colocadas en el techo del vestíbulo del teatro. Más aún teniendo en cuanta la larga travesía oceánica que habían hecho los lienzos desde Italia hasta Puerto Limón en el mar Caribe, y de ahí en tren y carretas hasta San José de Costa Rica. El caso es que ese costoso trabajo debía embellecer aquel Teatro Nacional que se había construido al amparo de la bonanza económica de Costa Rica, por entonces basada precisamente en el cultivo de café y de bananas.

Esa riqueza agrícola había generado una clase alta muy adinerada, tanto que habían enviado a sus hijos a Europa a estudiar y que se siguieran formando. Y aquellos jóvenes cuando regresaban volvían con ciertas costumbres europeas adquiridas. Entre ellas, la de acudir a museos, recitales de música y la ópera. De ahí que se planteara la necesidad de construir un teatro para este tipo de eventos. Y además debía ser un espacio soberbio que fuera capaz de atraer a las grandes estrellas del bel canto. Por eso se puso tanto énfasis en la construcción de este edificio y en la posterior decoración por artesanos y artistas europeos en su mayor parte.

Se trajeron mármoles, bronces, lámparas, etc del Viejo Continente. Y se encargaron esculturas y lienzos como esta Alegoría al café y el banano, a creadores como Aleardo Villa. Este en concreto fue un artista de corta vida, ya que se suicidó con 41 años, tras unos años de bastante reconocimiento artístico y prestigio. Si bien es verdad que tras unos años dedicados sobre todo a los retratos, acabó por decantarse por la pintura publicitaria y de afiches, un campo muy en boga en la época y que tiene grandiosos ejemplos en otros artistas como Henri Toulouse Lautrec o Alfons Mucha. Y en el caso de Villa ese prestigio le llevó a recibir encargos de marcas de renombre y ganar concursos internacionales. Sin embargo, ninguna de sus obras ha alcanzado la fama de esta enorme alegoría en el principal monumento de Costa Rica.