Alegoría del placer y del dolor de Leonardo
La obra legada por Leonardo da Vinci es ingente y de todo tipo. Y en muchos casos todo está rodeado por su aura de ingenio y por toques de misterio que han dado para todo tipo de especulaciones a lo largo de los siglos. Sus grandes obras como la Gioconda están rodeadas de enigmas, pero también su biografía personal es un campo inagotable para todo tipo de teorías. Y en este sentido los cuadernos con sus dibujos son la herramienta ideal tanto para la investigación rigurosa de su vida y obra, como también son el motivo de inspiración para las fantasías más atractivas y a veces increíbles.
Y desde luego uno de los terrenos abonados para los rumores es su condición sexual, algo que ya ocurría en su tiempo. De hecho, el único dato concreto que nos ha llegado sobre el tema es una acusación que tuvo en el año 1476, cuando vivía y trabajaba con Andrea Verrocchio como aprendiz, en la que alguien de forma anónima le denunció por desviado sexual. Si bien nada se probó y tras un juicio salió inocente por falta de pruebas.
No hay que olvidar que durante unos años, Florencia fue una ciudad muy reprimida bajo la influencia del monje Girolamo Savonarola, que atacó durante unos años las costumbres sexuales y la afición por el lujo y la buena vida que había en la capital de la Toscana.
No obstante, pese a salir inocente, las habladurías no cesaron, y siempre se decía que no se le conocía pasión hacia mujer alguna. No obstante, tampoco se le conocen hacia hombres.
Analizando sus obras se puede deducir su homosexualidad, aunque también hay quién piensa que fue totalmente casto toda su vida, dado el tipo de modelos feminoides y andróginos que solía usar. Y además sí que es cierto que siempre contrató a jóvenes hermosos para su servicio, e incluso a algunos les legó algo en su testamento.
Entre esos jóvenes que contrató hubo uno, Gian Giacomo de Caprotti que entró a su servicio a los 10 años, cuando Leonardo tenía 38. Pero este niño creció con él y se mantuvo a su lado durante 26 años. En algunos de sus escritos da Vinci lo describió como “glotón, ladrón, hipócrita y mentiroso”. Vaya descripción para una relación tan duradera, de la cual no hay pruebas de que fuera del tipo sexual o amorosa.
El caso es que a este personaje también lo llama Salai en otros textos, y en el dibujo que vemos aquí, con una figura humana bicéfala, uno de los retratos, la más joven, es la cabeza de Salai. Quizás como imagen de los sentimientos contradictorios que le provocaba este personajes en el artista.
Estas dos cabezas por otra parte nos muestran los dos tipos de modelos que usó en repetidas ocasiones el artista, por un lado el tipo fiero y por otro el joven epiceno.