Virgen del clavel, Leonardo
Algunas de las figuras artísticas más importantes de todos los tiempos murieron sumidos en la más absoluta pobreza y sus trabajos no fueron realmente valorados hasta mucho tiempo después, otros sin embargo, gozaron de éxito y reconocimiento ya en vida lo que hizo que muchos de sus lienzos fuesen copiados y estudiados por otras artistas. En este sentido Leonardo da Vinci, uno de los mejores pintores de todos los tiempos, gozó en vida de la fama y el éxito que su trabajo se merecía y sus obras fueron una fuente de estudio para los jóvenes pintores de su propia época; tanto es así, que el lienzo que aquí analizamos y que lleva por título Virgen con Niño y clavel, se pensó que se trataba de una copia de otro artista cuando en realidad, es un original de Leonardo.
La Virgen con Niño y clavel es una pintura de la primera época de Leonardo que los expertos datan de en torno a los últimos años de la década de los setenta, entre 1478 y 1480. En su superficie se han aplicado varias capas oleosas de aceites que con el paso del tiempo se han craquelado es decir, que la capa más externa se ha cuarteado, lo que hizo pensar que la pieza pudiese tratarse de una copia flamenca y no del original de Leonardo; sin embargo los estudios realizados al respecto ; sin embargo los estudios realizados al respecto han podido demostrar que las capas oleosas son posteriores, lo cual indica que se trataban de algún tipo de restauración posterior y por tanto la pintura se corresponde con el original de Leonardo que aparece en el inventario del pintor con el nombre de Virgen con jarrón y que Vasari comenta en su libro Vidas que hubo de pertenecer a Clemente VII.
La pieza representa una Virgen que porta ricas vestimentas, se trata de una Virgen joven que destaca por su complicado peinado –en él se ve la influencia de los estudios de Leonardo para las composiciones de Leda- y se sitúa de pie, ligeramente girada hacia el Niño mientras le muestra una flor, más concretamente un clavel, que lleva en su mano. El Niño aparece desnudo, sentado sobre un cojín y centra toda su atención en la flor que le muestra su madre permaneciendo ajeno a la mirada del espectador.
Al fondo destaca un paisaje natural con montañas que podemos observar a través de los vanos geminados; se trata de un paisaje muy luminoso que contrasta con la oscura estancia donde se encuentran los personajes.