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Amistad de Bernard Fleetwood Walker

Publicado por A. Cerra

Amistad de Bernard Fleetwood Walker

Bernard Fleetwood Walker (1893 – 1965) fue un pintor inglés que desarrolló gran parte de su trayectoria artística en su ciudad natal, Birmingham, si bien los últimos años de su vida los pasó en Londres.

A lo largo de su vida se manifestó como uno de los grandes pintores figurativos de la primera mitad del siglo XX. Y un ejemplo fabuloso es este cuadro titulado Amistad que realizó en 1933.

Su arte fue evolucionando con el paso del tiempo, pero siempre se basó en un poderoso dibujo y en la claridad, algo que fue mejorando con los años hasta conseguir unos trazados y unas líneas capaces de plasmar conceptos como la luz, el espacio y hasta otorgar cualidades táctiles a los personajes y elementos de sus obras.

En especial destacó por sus retratos y escenas de personajes como la que vemos aquí, donde todo nos puede parecer de lo más paradójico. El cuadro se titula Amistad, y sin embargo, sabemos que los dos modelos que posaron para la tela, ni siquiera se dirigían la palabra. Y mientras que por el ambiente de la tela y la temática, podríamos pensar que se trata de una pareja de amigos, incluso de enamorados que van a disfrutar de un picnic y de su compañía, pero en cambio cuando nos fijamos un poco más, descubrimos que ni siquiera se tocan, ni se rozan. Él mira con cierto desánimo, hasta con enfado, mientras que ella mira al espectador y juega con una margarita en su mano derecha, en una actitud casi provocadora hacia quien la mira.

Hasta la composición es paradójica y parecer reincidir en esa idea de amistad fallida. Los dos jóvenes quedan encerrados en un círculo compositivo, algo que reforzaría su unión. Sin embargo, ella se gira y está dándole la espalda al chico. E incluso podemos añadir a ese juego pecaminoso y paradójico la presencia de manzanas en la cesta y el ambiente de vergel y de edén que rodea a los personajes.

En definitiva, que es una pintura tremendamente agradable a la vista, pero que posiblemente esconda algún mensaje o matiz que no terminamos de captar.

El carácter un tanto decorativo de muchas de sus obras fue una constante en sus cuadros y lo cierto es que realizó numerosas obras y alcanzó mucho éxito en su tiempo. Si bien, su carrera como pintor la combinó con una extensa labor didáctica. B. Fleetwood Walker fue profesor de pintura en distintas instituciones y durante casi toda su existencia. Y las crónicas cuentan que era un enseñante muy exigente, que no dudaba en usar las críticas duras y rechazar todos aquellos trabajos que no tenían la calidad que él esperaba.