Triple Elvis de Warhol
Andy Warhol experimentó enormemente con todos los grandes iconos de la cultura norteamericana. Y entre ellos no podía faltar Elvis Presley. A él le dedicó varias obras y entre ellas esta titulada Triple Elvis que hizo en 1962.
En ella vemos al músico y actor en un imagen que parece ser una superposición de fotos, lo cual tiene una intención, y no es otra que darle ritmo a la imagen de Elvis que va vestido de pistolero del Far West como en una de sus películas y destaca sobre un fondo plateado.
Ese efecto lo hizo Warhol usando un material tan industrial como los spray aerosoles con lo que se pintaban los coches.
Lo cierto es que de algún modo el pintor más representativo del Pop Art se sentía identificado con el rey del rock & roll. Un personaje que se trataba de un joven de orígenes muy humildes y que gracias a su talento musical llega a convertirse en un ser adorado por las masas, en muchos momentos con actitudes que rozan la histeria.
Con eso Warhol podía encontrar similitudes en su carrera artística, pero también con la otra cara de estos ídolos, su cara más oscura. Esa en la que sufrían profundas depresiones, abusaban de las drogas y también del alcohol.
En realidad, Elvis Presley no podía faltar en la galería de retratos que hizo Warhol con las personalidades de su tiempo. Una galería en la que aparece Marilyn Monroe, Elizabeth Taylor, John F. Kennedy y su viuda Jackie, Marlon Brando o la malograda actriz Natalie Wood.
La lista sería más amplia y poblada por artistas de todo tipo, estrellas del cine, políticos y personalidades culturales del momento. En todos los casos, Warhol los elegía por un motivo. A veces por ser prototipos de belleza o de poder, pero también algunos alcanzaron sus más altas cotas de popularidad gracias a los retratos que de ellos hizo el pintor, cuya obra los transforma de celebridades en iconos.
Eran retratos en los que Warhol jugaba con la imagen a su antojo, muchas veces a partir de fotos que modificaba hasta el infinito con sus retoques de pintura. Esa repetición era intencionada, ya que con ello le daba mucha más fuerza y presencia a esos iconos que pasaban a ser objetos de consumo por la sociedad.
Y por otra parte, Andy Warhol jamás ocultó el beneficio económico que eso le suponía, gracias a la fácil reproducción que se podía hacer de estas obras, para así satisfacer la demanda de las masas.