Retrato de Elizabeth Taylor de Andy Warhol
Esta obra la pintó Andy Warhol en el año 1965, y como es propio de toda su producción artística, es el típico ejemplo en pintura en el que él busca eliminar por completo en el arte la idea de una obra hecha a mano, una de las características esenciales del Pop Art, corriente artística nacida en Estados Unidos de la que Warhol es su máximo representante.
Hizo varios retratos de artistas de cine o de la música de los cuales los más famosos son éste de Elizabeth Taylor, pero también los archifamosos retratos de Marilyn Monroe o de Elvis Presley. En ellos se basa en imágenes fotográficas directamente transferidas al lienzo por medio del uso de clichés.
El lenguaje artístico de Warhol está repleto de estereotipos. Sus obras hacen que la vista se fije de forma inmediata en objetos de la cotidianeidad diaria, pero totalmente descontextualizados, lo mismo cuando pinta las afamadas latas de sopas Campbell que cuando pinta este tipo de de retratos de iconos cinematográficos, tratados como bienes de consumo devorados por el pueblo. Con ello lo que intenta provocar es una reflexión sobre la contemporaneidad, y con el paso de las décadas se puede asegurar que lo consiguió.
Esos objetivos y la propia técnica de Warhol hacen que sus obras estén dominadas por un tono bastante frío, pero es que él dijo en más de una ocasión que él quería pintar como una máquina.
Fue precisamente en los años 60 cuando surge el Pop Art reivindicando la validez del arte popular, algo que durante siglos había sido menospreciado por la crítica. Ellos con sus manifestaciones artísticas querían democratizar el arte y la cultura sobre todo a través de los medios de comunicación, y consideraban que los gustos de la masa del pueblo también podían ser cultos. De ahí, que en un momento en que primaba la abstracción, ellos optaran por el arte figurativo.
Otra de las características de la pintura de Warhol y en general de todos los artistas del movimiento Pop Art es su estrecha relación con el mundo de la publicidad, tanto que llega un momento que no se sabe si utilizan la publicidad o son ellos quiénes la están creando.
Curiosamente, dada su agitada biografía, Warhol puede parecer el más jocoso y frívolo de todos los artistas del Pop Art, y sin embargo acaba siendo el más reflexivo y trágico, algo que se manifiesta en algunas de sus series de retratos como éste de Liz Taylor o el de Marilyn, para los que realiza planchas en los que combina colores, o positivos y negativos de la imagen, con lo cual quiere enfatizar el total desapego por cualquier rastro de contenido emotivo en la imagen.