Mujer en el baño de Lichtenstein
Se trata de un enorme lienzo de formato cuadrado (173 x 173 cm) pintado al óleo por el artista estadounidense Roy Lichtenstein en el año 1963. En la actualidad forma parte de la colección permanente del museo Thyseen Bornemisza de Madrid.
Roy Lichtenstein es uno de los máximos representates del Pop Art que se dio a mediados del siglo XX en Estados Unidos, y aunque algunas de sus obras, particularmente ésta y otras como su famosa pintura Hot Dog son famosas a nivel popular, sin embargo tanto él como otros pintores de este movimiento artístico se vieron un tanto eclipsados por la arrolladora personalidad del sumo pontífice del movimiento: Andy Warhol.
En esta obra se muestran bien a las claras los orígenes artísticos de Roy Lichtenstein, ya que él en sus comienzos había trabajado en disciplinas como el cómic y la publicidad.
Su gran mérito que llega a impersonalizar la imagen, y no dudad para ello en emplear medios mecánicos que le sirvan para obtener sus característicos colores y llegar a reproducir incluso la trama de la impresión industrial.
Lichtenstein como otros pintores estadounidenses seguidores del Pop Art creen que ciertos aspectos de las técnicas publicitarias son muy interesantes para el arte, por su utilidad, su vitalismo, e incluso por el sentido común que se utiliza a la hora de concebir imágenes propagandísticas o publicitarias, lo cual incide en una mayor comprensión por parte del espectador norteamericano.
Todo ello, lo aplica Lichtenstein a sus obras, y si las analizamos a primera vista llama la atención un elemento común a la gran mayoría de ellas. Y se trata de sus enormes formatos, con los que pretende lograr principalmente espectacularidad. Si bien, este artista no se plantaba ante un gran lienzo y comenzaba a pintarlo. Su proceso de creación era más largo y se iniciaba con una serie de dibujos previos que iba alterando durante el proceso creativo, hasta conseguir la imagen que quería mostrar.
Siguiendo con el análisis de sus obras, se puede observar que es una constante en él el uso de colores planos. Y esta obra de Mujer en el baño es un buen ejemplo, ya que tan solo ha aplicado al lienzo tonos primarios: azul, amarillo y rojo.
Otra característica de la pintura de este artista es que en sus obras predomina el dibujo. De hecho si vemos esta Mujer en el baño, todo está dibujado con gruesas líneas que delimitan el rostro y las manos de la muchacha. Toda ella pintada con una enorme sonrisa y mucha vitalidad y dinamismo (algo típico de los recursos publicitarios) lo cual contrasta con el estatismo geométrico de los azulejos de la pared del baño. De hecho, bien podría ser el anuncio de algún tipo de jabón, que además de limpiar proporciona una enorme felicidad.
Y lo cierto, es que en la obras de Lichtenstein es bastante habitual que establezca este tipo de diálogo o mensajes entre las figuras pintadas y el espectador, en definitiva, intentar hacer sencillo y comprensible el arte, en oposición al otro gran movimiento artístico del momento en Estados Unidos, el Expresionismo Abstracto representado por Jackson Pollock.