Hopeless de Lichtenstein
Roy Lichtenstein está considerado como uno de los creadores del Pop Art, pero antes de llegar a eso, su trayectoria vital fue bien curiosa. Había nacido en 1923 en el seno de una familia judía neoyorquina y su padre era agente inmobiliario. Pero el joven no decidió seguir los pasos de su padre e ingresó en una escuela de artes. Unos estudios que dejó en 1943 para alistarse en el ejército, donde ejerció de cartógrafo dadas sus habilidades para el dibujo.
Tras acabar la Segunda Guerra Mundial, él continuó sus estudios y acabó licenciándose en Bellas Artes, tras lo cual se dedicó a la docencia universitaria. Pero en 1963 y coincidiendo con la realización de este cuadro Hopeless, tomó la decisión de dedicarse exclusivamente a la pintura y no alternarlo con la enseñanza como había hecho antes. Y así continuó hasta su muerte en 1977 cuando murió de una neumonía.
Al principio las críticas que se hacían de su arte fueron brutales, e incluso un prestigioso crítico de la época escribió en 1964 para la revista Life, que Lichtenstein tal vez fuera el peor artista de Estados Unidos.
Y es que sus cuadros significaron los inicios del Pop Art, y todos los inicios son complicados. Más aún cuando él se dedicó a pintar cuadros basados en viñetas de cómic y anuncios, uniendo las técnicas publicitarias al arte, por lo que se le calificó de producción banal.
No obstante, este cuadro supuso un punto y aparte en su obra y en general para las vanguardias de la época. Nos presenta una imagen en la que vemos en un primer plano rotundo la cabeza de una joven apoyada en una almohada y arriba un bocadillo de cómic expresa sus pensamientos: “Esta es la forma en que debería haber comenzado. Pero no hay esperanza”. Algo que alude a un dramático desamor.
Y es que este pintor a lo largo de su vida realizó en varias ocasiones obras de temática romántica, muy populares en los folletines literarios y en las telenovelas de la época, y cuya representación máxima era el icono de mujeres que lloran por el abandono de hombres dominantes. Por lo tanto, mostraba situaciones más bien tristes, pero en cambio lo hacía con colores muy vivos y alegres, provocando una clara contradicción entre el mensaje y la apariencia de la imagen.
Tal vez lo más curioso de la obra de Lichtenstein es su método de trabajo. Él solía copiar los motivos, y durante el proceso mezclaba el uso de máquinas y lo puramente manual. Primero dibujaba la viñeta, para después proyectarla sobre el lienzo y calcarla. Tras eso ajustaba el plano pictórico y concluía la obra aplicando puntos con colores primarios y contornos gruesos.
Un sistema de puntos o método de sombreado rápido Ben-Day, creado ya por Benjamin Day en el siglo XIX. Y según ello, cuanto más oscura es la zona del cuadro, mayor es la saturación del punto, algo que aquí se evidencia en las zonas de los ojos y los labios.