Muchacha con pelota de Lichtenstein
Este gran lienzo (153 x 92 cm) pintado al óleo por Roy Lichtenstein (1923 – 1997) es una de las obras de este artista estadounidense que atesora el MoMA (Museum of Modern Art) de Nueva York.
Un lienzo que el pintor creó en el año 1961, y para ello se basó directamente en la fotografía de un anuncio que vio en un hotel situado en los Montes Pocono, estado de Pennsylvania.
Él hacía de vez en cuando este tipo de «pirateos» o préstamos de imágenes ya existentes, muchas veces de carácter fotográfico, eso sí les daba un nuevo aire a esas estampas, convirtiéndolas en ilustraciones que pueden parecer unas veces anuncios de publicidad y otras viñetas de un cómic. Dos disciplinas artísticas y de diseño que fascinaban a Lichtenstein cuyas referencias se pueden ver en toda su producción pictórica. Por ejemplo, respecto a la publicidad tiene obras como Mujer en el baño que bien podrían ser el cartel propagandístico de un jabón o unos azulejos. Y en cuanto al cómic, tiene obras como Hopeless que incluso tienen el bocadillo por el que se expresan los personajes de las tiras cómicas.
No obstante también a la hora de crear esas imágenes tenía muy en cuenta el trabajo del impresor. Es decir, pintaba efectos propio de las máquinas de las imprentas de la época, como puede ser el punteado o los pocos colores y siempre muy planos.
De hecho, esto último es muy importante, ya que el aspecto que el cuadro tiene de reproducción mecánica pasa a ser prácticamente tan importante como la imagen de la propia chica. Vemos una pintura en la que ha exagerado enormemente los puntos del proceso de impresión Banday y ha limitado los colores exclusivamente a los primarios. En realidad, las imprentas de los años 60 ya eran capaces de reproducir imágenes con más definición y con más colores, sin embargo Lichtenstein nos la pinta muy anticuada, casi tanto como el tipo de publicidad. Es decir, de todo ello se puede deducir cierta imagen de nostalgia por parte del autor.
Al final, la fotografía que le inspiró esta obra se convierte en una imagen que se ha simplificado al máximo, pero tanta simplificación casi resulta artificiosa. Por eso la sonrisa la vemos un tanto agria y de muñeca, y la sensualidad de la mujer ahora es excesivamente plástica.
No es que quiera darnos ningún mensaje profundo. En realidad, la opción de este tipo de escenas de carácter muy banal, es propio del Pop Art que prefiere temas así por oposición a la espiritualidad y los profundos conceptos que representa en esa misma época el Expresionismo Abstracto de artistas como Jackson Pollock.