Arte

Tintín, Roy Lichtenstein

Publicado por Laura Prieto Fernández

La obra de Roy Lichtenstein es sin lugar a dudas, una de las más atractivas para el gran público: se trata de una obra amena y visualmente bonitas donde el espectador, sea o no entendido en arte, puede fácilmente conectar con la obra de arte, a menudo las obras de Lichtenstein han sido entendidas más como imágenes publicitarias que como verdaderos lienzo y sin embargo si apreciamos su arte desde un punto de vista más estrictamente artístico, las obras de este vanguardias presenta una gran complejidad no siempre sencilla de desentrañar.

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A mediados del siglo XX comienza a desarrollarse, primero en Inglaterra y después en Estados Unidos un fuerte movimiento vanguardista que se distancia aún más del arte tradicional y sin embargo, a diferencia de lo que ocurría con las otras vanguardias, consigue llegar fácilmente al gran público. Entre las figuras ascendente de este nuevo movimiento artísticos están, dos figuras destacadas Andy Warhol y Roy Lichtenstein. En esta ocasión nos encontramos ante una obra de Lichtenstein que representa a uno de los personajes literarios más famosos en todo el mundo Tintín.

En 1993, el artista realiza una pequeña pintura de Tintín para el novelista Frederich Tuten quien pretendía lanzar un libro con el protagonista de los comics de Hergé llevado a la vida real y teniendo que enfrentarse a los problemas de la sociedad actual. Cuando el empresario italiano Carlo Bilotti descubrió la singular portada del libro de Tuten, encargó al artista una reproducción de la obra en un lienzo de gran formato.

Así nos encontramos a un joven y distinguido Tintín que lee el periódico sentado en un sillón en el interior de la que suponemos, será su casa. Su fiel amigo, el perro Milú descansa plácidamente a los pies del joven mientras la puerta de la estancia se abre ligeramente para dejar paso a una onomatopeya <> que alude a algún ruido en el pasillo a la vez que una misteriosa daga cruza la habitación. La obra de Lichtenstein plasma uno de los iconos culturales y sociales de la época, Tintín fue el referente literario de millones de jóvenes a lo largo del siglo XX y el artista se sirve de su popularidad para crear un lienzo donde son indispensables los recursos publicitarios como los colores brillantes y los acabados visualmente más que atractivos.

Especial mención merece la imagen del lienzo La Danza de Matisse que el propio Lichtenstein ha colocado dentro de su lienzo, en un guiño a la tradición clásica del cuadro dentro del cuadro Lichtenstein presenta una emblemática obra del artista que dará el pistoletazo de salida a todas las vanguardias posteriores. Así el artista reinterpreta en una estética pop -con líneas gruesas para el contorno, colores planos y fondo a rayas- un lienzo tradicional conjugando fácilmente tradición y modernidad.

En resumen podemos afirmar que en un cuadro a primera vista banal, se recoge la influencia de una potente cultura: por una parte el artista del lienzo, por otra la singular figura de Hergé creador de tintín y por otra la reinterpretación de un clásico en la novela de Tuten.