Artistas del Impresionismo (I)
Aunque en realidad no llegó a existir una agrupación permanente de pintores al que pueda darse con propiedad el calificativo de escuela impresionista, sí es cierto que existió la asociación de algunos artistas, cuyos planteamientos estéticos coincidieron en un determinado momento. El punto de partida lo constituyen las tertulias del “Café Guerbois”, en la que se encuentran artistas como Manet, Pisarro, Monet, Sisley, Renoir, etc.
Desde el primer momento preside estas reuniones Edouard Manet, considerado por sus compañeros como el promotor del arte de vanguardia. En realidad, se trataba de un artista más o menos tradicional, pero ante el fuerte rechazo que había recibido su obra de los Salones Oficiales, se había convertido en el paradigma de la rebeldía, para los jóvenes pintores, que veían como su obra tampoco gozaba del reconocimiento oficial. Éste va a ser uno de los principales aglutinantes del grupo, la ruptura con la norma establecida. La carrera de Manet transcurrió dentro de los cauces normativos y académicos, hasta que presenta las obra “Dejeuner sur l´herbe” en 1863 y “Olimpia” en 1865 en el Salón de los Rechazados (creado por el emperador francés Napoleón III en 1863 para albergar las obras que el Salón Oficial no exponía). Estas obras fueron rechazadas por la crítica por considerarlas obscenas y escandalosas. Realmente Manet es un pintor de difícil clasificación, ya que se trata de un realista, gran admirador de Velázquez, Tiziano y Goya, con una preocupación importante por el papel del contorno, lo cual lo enfrenta al impresionismo, que no lo contempla. Además usa con profusión el negro, contrariamente al resto de pintores impresionistas, pero cuando pasa una temporada con Monet en su casa de Argenteuil, su pincelada se suelta, buscando la captación de la luz, tanto en el agua como en la ropa de los personajes, como puede apreciarse en obras como “Argenteuil” o “Monet en su barca a orillas del Sena”.
Pero el verdadero iniciador del estilo es Claude Monet, cabeza del movimiento desde 1870, y siempre impresionista. De hecho el movimiento recibe el nombre de uno de sus cuadros, el titulado “Impresión, sol naciente”. En esa obra el pintor quería plasmar la impresión que le produjo una visión del puerto de Le Havre, con el sol saliendo entre la niebla, y cuando el crítico Leroy la contempló en la exposición de 1874, tituló su crítica “Exhibición de los impresionistas”, poniendo así, sin quererlo título al movimiento. De todos los impresionistas, sin duda es el más poético y uno de los más prolíficos, siendo la mayoría de sus cuadros (casi tres mil) paisajes, marinas y escenas fluviales. Su trabajo se centró en la captación de los destellos luminosos en la superficie del agua. Realizó numerosas series sobre regatas, acantilados, barcos de vela, paisajes de Argenteuil, intentando captar siempre las formas en continua vibración. También acerca de la Catedral de Rouen, en distintos momentos del día y del año, en 34 lienzos, con una diferente gama cromática, ya que según la luz la percepción de los colores varía. Su última obra, pintada cuando casi estaba ciego, “Las Ninfeas”, suponen el grado supremo de disolución etérea de la forma.