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Asunción de la Virgen de Tiziano

Publicado por A. Cerra
Asunción de la Virgen de Tiziano

Asunción de la Virgen de Tiziano

Este enorme lienzo (6,86 x 3,60 metros) lo pintó con la técnica del óleo Tiziano Vezellio entre los años 1516 y 1518 para la iglesia de Santa María Gloriosa dei Frari de la ciudad italiana de Venecia.

Tiziano es el gran maestro veneciano de la pintura durante los años del Renacimiento italiano. Es famoso sobre todo por sus obras inspiradas en relatos mitológicos y también por los retratos que realizó a los personajes más célebres y poderosos de su época. Sin embargo, la amplia producción pictórica que nos ha legado gracias a su larga vida (1490 – 1576) también incluye portentosas obras de temática religiosa. Como ejemplo de ello se puede citar esta escena titulada la Asunción de la Virgen.

Como en cualquiera de los temas que pintó Tiziano, el gran protagonista visual de su obra es el extraordinario tratamiento del color. Si bien, el talento de este artista va más allá de su maestría para el color, también plasmó algunos elementos realmente revolucionarios en su momento. Como aquí, que nos presenta el ascensión de María a los cielos sustentada por toda un corta de angelotes por completo desnudos. Una iconografía totalmente innovadora y un tanto irreverente para el pensamiento del siglo XVI, que de hecho le valió que fuera condenada por las autoridades eclesiásticas de la época.

No obstante, el resultado es de una grandiosidad suprema. Divide la escena en tres ámbitos principales, todos ellos divididos y al mismo tiempo unidos entre sí, a partir de un triángulo alargado central. Un triángulo que queda configurado por los ropajes intensamente rojos de dos personajes en la base del cuadro y la propia Virgen en el ángulo superior de dicho triangulo.

Sobre la Virgen María todo el espacio del cuadro está dominado por el brillo y la luminosidad del cielo claro, en el que los dorados lo hacen resplandecer y todo queda enmarcado por una semiesfera en la que se representa el Paraíso, y por supuesto en el centro el propio Dios esperando la llegada de María.

La luminosidad del cielo contrasta de una forma rotunda con el centro del cuadro en su zona inferior, donde hay un espacio cónico que queda en sombra.

Pero si es muy interesante apreciar la gran gama de color, sus brillos, sus sombras y la luz que irradia la obra. También es muy sugerente comprobar cómo todo en la escena está pintado con enorme vitalismo y expresividad. Cualquiera de las figuras que aparecen en la composición las vemos por sus gestos y expresiones totalmente rendidas a la emoción de ese momento en el que contemplan un hecho sobrenatural, como es la ascensión a los cielos de la Virgen.