Autorretrato de Mengs
Este es uno de los varios autorretratos que realizó el pintor Anton Raphael Mengs a lo largo de su vida, y que se hallan dispersos por grandes museos del mundo como es el caso del Ermitage de la ciudad rusa de San Petersburgo o el que hay en la Galería de los Uffizi en Florencia.
Pero el Autorretrato de Mengs que os presentamos aquí se expone en el Museo del Prado de Madrid, donde por cierto también se conserva la Adoración de los pastores en la que también se pintó a sí mismo este artista de origen alemán.
El Autorretrato está datado entre los años 1761 y 1769, y se trata de una obra de formato mediano (63 x 50 cm) pintada con óleo pero sobre una superficie de tabla. Es curioso ese soporte cuando era mucho más habitual el lienzo, y también es curioso ver la técnica empleada, ya que se nos muestra como un pintor con un arte mucho más abocetado que a lo que estamos acostumbrados tanto en sus retratos a personajes de la realeza como en sus otras muchas obras de temática mitológica como puede ser su Perseo y Andrómeda.
Y es que Anton Raphael Mengs (1728 – 1779) es el prototipo de pintor neoclásico, académico y academicista. Un personaje que comenzó a trabajar en taller de su padre ubicado en la ciudad de Dresde, el cual pintaba para la corte de Sajonia. Pero desde allí pronto se fueron toda la familia a Roma, donde se establecieron entre 1741 y 1744. Periodo en el que contempló el legado de la Antigüedad Clásica y las grandes creaciones de Miguel Angel y de Rafael Sanzio. Sobre todo de este último, cuyas obras le influyeron enormemente.
Y aunque regresó a Dresde y también fue nombrado pintor de la corte sajona, no tardó en regresar al capital italiana, donde se casaría y hasta renunció a su religión luterana en favor del Catolicismo.
También en Roma, años después, en 1755, conoció al gran teórico del arte del Neoclasicismo, es decir, Johann Joachim Winckelmann, quién pregonaba que los artistas debían buscar la belleza ideal. E igualmente en Italia, pero ahora en Nápoles y en 1759 fue presentado al rey de España Carlos III. Un hecho decisivo ya que tras pintar a parte de la familia real, a partir de 1761 y hasta su fallecimiento en 1779 se mantuvo al servicio del monarca español.
No obstante no siempre lo hizo viviendo en España, ya que en este país solo vivió entre 1761 y 1769, y posteriormente entre 1774 y 1777. Fue precisamente en ese primer periodo cuando pintó este autorretrato, y por ello formaba parte de las Colecciones Reales que son el auténtico origen del Museo del Prado.