Perseo y Andrómeda de Mengs
Perseo y Andrómeda es uno de los grandes lienzos (227 x 154) pintados al óleo por Mengs entre los años 1774 y 1779. Un tamaño considerable que era el preferido por parte de los pintores de estilo neoclásico para recrear sus queridas imágenes inspiradas en la mitología grecolatina.
Este es un buen ejemplo del tipo de arte que realizó el pintor alemán Anton Raphael Mengs (1728 – 1779), el cual fue el artista que propulsó diferentes academias artísticas del clasicismo en varios países de Europa. Es decir, Mengs es uno de los grandes representantes de la pintura neoclásica de finales del siglo XVIII.
Mengs era un seguidor a ultranza de las teorías estéticas del Neoclasicismo, apoyadas en las publicaciones del historiador y arqueólogo alemán Joseph Winckelmann (1717 – 1768). Y en su afán de conocer la antigüedad y lo más clásico viajó hasta Italia, donde durante se estableció por un tiempo y se declaró seguidor del arte antiguo y de la pintura renacentista del gran Rafael Sanzio.
Como muestra de ello se puede ver esta pintura de Perseo y Andrómeda que forma parte de la colección del museo ruso del Ermitage de San Petersburgo. La escena está inspirada en la mitología griega, y más concretamente en un camafeo antiguo que perteneció a la esposa del pintor, y que también salvaguarda el mismo museo.
El episodio que representa está extraído del libro Las Metamorfosis del poeta romano Ovidio, donde se relatan los mitos más importantes de la mitología grecolatina. Entre ellos figura éste, en el que Andrómeda es liberada del monstruo gracias a la intervención de Perseo.
Pero no sólo la temática de la imagen remite a la Antigüedad. El modo de pintarla se basa en todo el arte clásico. Todo se sustenta en la lógica y en la simetría constructiva. Las figuras se conforman a partir de unas proporciones ideales herederas de esculturas griegas como el Doríforo de Policleto o el Hermes de Praxíteles. Si bien su modelo más inmediato sería el Apolo Belvedere para la figura de Perseo, cuya postura, indumentaria y actitud es prácticamente idéntica. Mientras que como modelo de la figura de Andrómeda hay un extraordinario paralelismo con una figura labrada en un relieve que se conserva en el Museo Capitolino de Roma, el cual conoció y estudió con detenimiento el propio Mengs durante su estancia en la capital italiana.
Con esos antecedentes construye una escena en la que cualquier movimiento de los personajes está contenido, casi coartado. Este aire de posar, de inmovilismo es una de las características definitorias de la pintura neoclásica, en oposición al arte barroco y rococó que le precedió y donde era sumamente importante el dinamismo, a veces frenético con bruscos escorzos de las figuras.
También por oposición, los pintores neoclásicos optan generalmente por una luz en la que no haya estridencias, ni contrastes ni claroscuros. Y por último, se trata de un estilo donde predomina el dibujo sobre el color. De todo ello la producción pictórica de Anton Raphael Mengs es emblemática.