Arte
Inicio Barroco, Pintura Batalla naval de Catharina Peeters

Batalla naval de Catharina Peeters

Publicado por A. Cerra

Batalla naval de Catharina Peeters

La pintura de batallas es algo muy habitual a lo largo de toda la Historia del Arte, con obras tan conocidas y valoradas como la célebre Batalla de San Romano de Paolo Ucello, pintura emblemática del primer Renacimiento. Y dentro del mundo de las pinturas de guerras, a partir del Barroco y durante los siglos posteriores surgieron los cuadros de batallas navales, de los cuales hay múltiples ejemplos como la Batalla de Gibraltar de Claesz van Wieiringen o la Batalla de Trafalgar de Auguste Mayer.

Así que se podría decir que este tipo de cuadros son bastante comunes, sin embargo hoy os traemos una muestra excepcional de este género. Quizás no tanto por su calidad pictórica, que indudablemente también la tiene, sino sobre todo porque es uno de los pocos ejemplos de una batalla naval pintada por una mujer. En este caso la artista flamenca Catharina Peeters, nacida en Amberes en 1615 y fallecida en esa misma ciudad en 1676.

Lo cierto es que no hay muchos más datos sobre este personaje, salvo que se sabe que procedía de una familia de artistas. De hecho, ella se formó al mismo tiempo que sus tres hermanos como pintores especializados en paisajes, lo cual les llevó después a trabajar principalmente el asunto de paisajes marinos y de batallas navales.

Todo ellos, Gillis, Bonaventura, Jan y Catharina Peeters aparecen en diversos trabajos históricos que recopilan los pintores activos en los Países Bajos durante la época barroca. Y si bien en el caso de sus tres hermanos está confirmada la atribución de un buen número de obras, para ella esa cantidad se reduce extraordinariamente a tres lienzos tan solo. Se trata de los tres únicos cuadros que aparecen firmados por ella. Pero es de suponer que realizó otros muchos trabajos y sin duda colaboró habitualmente con sus hermanos, aunque quizás por motivos comerciales les era más rentable que figurara un nombre masculino como autor.

Eso no impide reconocer la valía artística de Catharina, que sin duda supo dotar a sus paisajes marinos y a sus combates sobre del mar de una atmósfera especial, sabiendo combinar los colores y el aspecto turbulento de las aguas para ambientar esas escenas. En las cuales no falta tensión en los barcos o en los personajes que se pueden descubrir sobre ellos, una minuciosidad característica de toda la escuela flamenca de pintura. En definitiva, que seguramente Catharina Peeters no es la mejor artista de su época, pero es un ejemplo mencionable por su atrevimiento a trabajar en un mundo completamente dominado por el género masculino.