Blue Fool de Christopher Wool
Christopher Wool, nacido en 1955 en Boston, criado en Chicago y formado como artista en Nueva York, es en la actualidad uno de los artistas vivos de Estados Unidos más cotizados, y con obras repartidas por los principales museos del país, y en otras instituciones de arte contemporáneo repartidas por el mundo. Sin olvidar que se siguen programando exitosas exposiciones de su peculiar modo de ver y materializar el arte.
Para empezar porque Wool no es solo un pintor. Sus creaciones se han desarrollado en esta disciplina artística, pero también practica la serigrafía y la fotografía, así como ha estado muy vinculado con el cine, e incluso la música. Además en su concepción del arte tienen cabida las colaboraciones con otros creadores, algo que a veces no es especialmente sencillo en el egocéntrico mundo de los artistas.
De toda su larga y variada trayectoria seguramente lo más carismático de la producción de Wool sean sus pinturas realizadas sobre lienzos blancos y en las que aparecen grandes letras en negro. Letras dispuestas a partir de una disposición en cuadrículas en el lienzo, y con las que se forman palabras, aunque no es extraño que falten letras o incite a juegos de lectura. De hecho en muchas ocasiones la obra no cobra sentido hasta que el espectador no la lee en voz alta.
Este tipo de creaciones cuenta Wool las relaciona con una primera vez que vio la rotulación del remolque de camión completamente blanco y con unas gigantescas letras en negro. Aunque también lo relaciona con el mundo del grafiti en las grandes ciudades estadounidenses. De hecho su modo de pintar a veces recurre a las plantillas, los sprays, aerosoles y los rodillos, como ocurre en el arte urbano callejero.
En esta ocasión curiosamente la pintura no es negra, sino azul, a lo cual alude desde el propio título de Blue Fool (Locura azul). Y es que a partir de este esquema, el artista ha ido experimentando con ciertos detalles. Jugando incluso con la idea de autosabotearse y copiarse a sí mismo. Por eso una de sus técnicas favoritas son las serigrafías, a las que luego puedo volver para incorporar pinceladas a mano, hacer otra estampaciones, o añadir errores, o sencillamente dejarlas como estaba inicialmente. Un proceso que a él le gusta relacionar con conceptos como las copias, la pintura exterior e incluso el vandalismo con el que a veces se vincula al arte urbano. Aunque si bien es cierto que ese universo de los grafitis y las firmas pueda estar relacionado con el arte de Christopher Wool, también es verdad que él no tiene nada que ver con el ambiente de clandestinidad original de los murales callejeros. Todo lo contrario, su arte está muy cotizado, y algunas de sus obras han alcanzado cifras de ventas de varios millones de dólares.