A-1 Sauce de Ralph Goings
No hay que confundir la pintura hiperrealista de artistas como el español Antonio López y sus célebres vistas de la Gran Vía de Madrid y el arte del fotorrealismo que trabajan otros pintores como es el caso del estadounidense Ralph Goings (1928 – 2016).
Durante la segunda mitad del siglo XX, este artista de California se especializó en recrear una serie de bodegones muy particulares y representativos de la cultura culinaria de su país. Nos referimos a sus pinturas de mesas y puestos de hamburgueserías. También pintó gasolineras, bancos o negocios habituales en las localidades norteamericanas. Y siempre lo hizo con una extraordinaria obsesión por cualquier detalle, que incorporaba de una forma totalmente objetiva a sus imágenes.
Un buen ejemplo es este cuadro de A-1 Sauce, cuyo título alude a la marca de la salsa que aparece representada sobre la mesa. Un cuadro que realizo en 1995.
Para esas fechas ya era uno de los pintores fotorrealistas más renombrados de su país y también del mundo. Un tipo de arte al que se acercó muchas décadas atrás, cuando quedó decepcionado por el aspecto y el tipo de imágenes que surgieron del Art Pop. Así que él decidió aproximarse mucho más al arte de la fotografía aunque estudió con pasión las obras de creadores tan diversos como el holandés Vermeer o su compatriota y contemporáneo el paisajista Wayne Thiebaud.
El propósito de este pintor va más allá de una representación meticulosa y objetiva de la realidad. A la hora de pintar este tipo de composiciones consigue infundirles cierta atmósfera poética. De alguna forma está haciendo bodegones de su tiempo y lugar, iconos de lo más cotidiano que pasan a la categoría de arte. Eso tiene mucho con los conceptos del Pop Art, pero él usa la herramienta de la precisión para que los ciudadanos comunes puedan ver como esos alimentos que comen a diario también tienen algo de artístico e incluso de placentero.
La verdad es que el fotorrealismo se ha trabajado en Estados Unidos desde los años 60 del pasado siglo. Ahí fue donde triunfó esa idea de presentar algo de la más forma más exacta posible, quitando subjetividad y optando por una realidad casi fotográfico. De hecho, el motivo de llamarlo arte fotorrealista, es que los pintores no partían de una escena, sino de fotos, con las que obtienen información y les sirven de modelo.
Hay que decir que este movimiento alcanzó cierto predicamento y prestigio en su país de origen, Estados Unidos. Allí artistas como Ralph Goings estuvieron muy bien considerados. Sin embargo, el fotorrealismo nunca ha terminado de triunfar en otros países, sobre todo en Europa.