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Camino de la Máquina de Sisley

Publicado por A. Cerra

Camino de la Máquina de Sisley

Alfred Sisley (1839 – 1899) nació en París, pero su familia era de origen inglés, motivo por el cual pasó toda su infancia en Gran Bretaña. Al menos hasta el momento en que su familia se arruinó y regresaron a Francia. Para entonces, un joven Sisley se integra en el círculo de amistades de Pissarro, que sin duda iba a ser su mayor referente.

Al igual que otros pintores impresionistas, también Sisley dejaba la capital francesa para salir a pintar al aire libre, en entorno más naturales y rurales. Concretamente él se iba a la localidad de Louveciennes, donde realizó numerosos lienzos, entre ellos este titulado el Camino de la Máquina, que en la actualidad se conserva en el Museo de Orsay de París.

En casi todas ellas queda bien clara la influencia del arte de Camille Pissarro. Sobre todo a la hora de trazar las diferentes perspectivas dentro de un cuadro o su composición, en la que siempre aparecen elementos muy bien definidos ya sean calles, líneas, personajes, árboles, etc.

En esta imagen nos traza un camino que avanza hacia el fondo, hasta perderse literalmente tras la línea del horizonte, algo que Sisley plasmó en otros muchos de sus cuadros. Es una carretera que de alguna forma nos está uniendo el primer plano con el lejano fondo, y desde luego siempre es un efecto de perspectiva perfecto en cuanto a la idea de profundidad.

Pero esa sensación no solo nos la está dando por medio del trazado recto del camino, casi en perpendicular a la superficie del lienzo. También la está reforzando con la majestuosa hilera de árboles, cuya diagonal marca todavía más la profundidad, aparte de suponer un elemento compositivo básico en la concepción de la imagen.

Esos mismos árboles consiguen dotar a la escena del dinamismo, al plantearnos un interesante juego entre su presencia vertical, y las sombras que proyectan en la horizontal.

Y si nos fijamos, recurre a otro elemento bastante habitual en las obras de Pissarro. Se trata de introducir alguna pequeña figura de personas con las que consigue humanizar el paisaje.

No obstante, hay que decir que Pissarro no es la única influencia apreciable en esta obra de Sisley. Por ejemplo, ese mismo recurso de las pequeñas figuras humanizando las vistas también es bastante usado por otro contemporáneo: Jongkind.

Y sin duda alguna durante su estancia en Inglaterra visitaría la National Gallery de Londres, donde pudo ver muchos cuadros de paisajes holandeses, entre ellos los de Hobbema o Ruysdael, con quiénes se pueden establecer claros parecidos. Además la construcción en sí también se puede vincular con el arte de Corot.

En definitiva que Alfred Sisley no es uno de los más grandes maestros del Impresionismo francés, pero sin duda es un pintor muy interesante y con una capacidad de absorción de influencias más que admirable.