Caspar David Friedrich (V)
Friedrich fue un hombre comprometido políticamente en la defensa de los valores germanos en un momento histórico en que Napoleón campaba a sus anchas por Europa. Entre los años 1806-1815 defiende expresamente lo alemán y se relaciona intensamente con los fanáticos de la Nueva Alemania como Ernst Moritz Arndt. En los años anteriores al inicio de la guerra de independencia (1813) pertenece a un grupo que comparte sus ideas en el que se encontraban Schubert, el poeta von Kleist, el filósofo Adam Müller y algunos militares. El pintor realizó cuadros conmemorativos y de llamamiento a la lucha contra los franceses, como “El sepulcro de los antiguos héroes” y otros como “El cazador en el bosque” de 1814, en los que interpreta los sucesos del año 1813, cuando a raíz de la batalla de Leipzig se inicia la decadencia de Napoleón. Así, el soldado francés marcha solitario al encuentro de su destino, ya que el bosque de abetos alemán lo engullirá y hasta sus huellas desaparecerán en la nieve, porque la primavera de la libertad está soplando, como parece adivinar el cuervo que está posado en el tocón de un árbol. La estructura del cuadro muestra un abismo que se abre y que no permite al cazador otra salida, dando la sensación de que tras el paso del cazador, el cuadro se cerrará como si se tratase de una trampa.
En su ideario se refleja la lucha contra la opresión francesa y el deseo de lograr establecer una sociedad más justa con valores democráticos. Una de sus preocupaciones en esos años fue la de conmemorar y celebrar a los caídos en la lucha contra Napoleón, realizando bocetos y cuadros que sirviesen como monumentos y, así en 1818 pintó “Cruz en el bosque al atardecer” (perdido) en donde representaba un paisaje boscoso con una colosal espada con la punta clavada en una roca, rodeada de pinos, que parece saludar al espectador como si de una cruz se tratase. Aquí une el concepto de guerra nacional con el de guerra santa, al igual que hicieron algunos intelectuales de la época.
En “Dos hombres contemplando la luna” de 1819, representa a dos hombres, uno más viejo a la derecha, vestido con el traje alemán y otro más joven a la izquierda, vestido a la moda que miran devotamente hacia el fondo del cuadro donde se alza la luna en cuarto creciente. El más viejo (acaso el propio Friedrich) parece iniciar al más joven (tal vez su discípulo August Heinrich) que se apoya en su hombro, en la contemplación de la luna como señal de esperanza. Los hombres se sitúan en el límite de un paisaje bajo los pinos siempre verdes, símbolo de firmeza y de la libertad. El roble seco de la derecha arrancado de raíz y a punto de derrumbarse, simboliza la situación de Alemania en la época de la Restauración. Incluso en sus últimos cuadros el pintor va a mostrar el impacto de esta guerra de independencia y de los proyectos de orden político y social que ésta suscitó.