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Cicerón denuncia a Catilina de Cesare Maccari

Publicado por A. Cerra

Cicerón denuncia a Catilina de Cesare Maccari

Lo más destacado de la producción del italiano Cesare Maccari (1840 – 1919) son los diversos frescos que realizó entre los años 1882 y 1888 en el Palazzo Madama de Roma, una construcción cuyas estancias cumplían con la función del Senado de Italia. Y para tal institución gubernamental decoró la Sala Gialla con cuatro frescos relatando episodios acaecidos entre los senadores de la Antigua Roma y que se conocen por las crónicas de la historiografía latina.

Esas escenas por ejemplo cuentan como Marcus Papirius, un anciano senador, contemplaba como los galos invadían la ciudad de Roma tras la Batalla de Allia. O también se ve como Samnitas intenta sobornar a Curius Dentatus a cambio de que convenza al resto de senador para firmar cierto tratado de paz. Otro de los frescos muestra un discurso memorable de Appius Claudius. Y en otra pared se cuenta como Marcus Atilius Regulus trata de instar al Senado a que no acabe con la Primera Guerra Púnica, aunque eso le costase la vida.

No obstante, de todas esas pinturas la más famosas y emblemática es la titula Cicerón denuncia a Catalina ante el Senado. Un fresco inspirado en los célebres sucesos de la Conjuración de Catilina, un hecho político que de triunfar hubiera supuesto el final de la República de Roma y el comienzo de un periodo dictatorial.

Conocemos los hechos por dos relatos de la época. Uno es obra del propio Cicerón, quién trasladó su enfrentamiento con Catilina a su obra Catilinarias. Y otro lo escribió Salustio quién también era opositor a Catilina. De manera que solo se conoce una versión de aquellos hechos, y además de opiniones muy parciales, incluso se le acusa a aquel senador de crímenes que seguramente no cometió y de actitudes que tal vez estuvieran muy lejos de la realidad.

O sea que el pobre Catilina, más allá de sus intenciones políticas, se ha quedado solo para la posteridad y así lo representa Maccari. Vemos al senador sentado en soledad, aislado del resto mientras escucha a Cicerón que le acusa de traición a la República. Fue un discurso definitivo, ya que el acusado acabó expulsado de la ciudad en el año 63 a. C.

El fresco refleja a las mil maravillas aquella situación y la imaginación de Maccari ideó un Senado Romano que ha servido de modelo para muchas otras imágenes y hasta producciones audiovisuales o cinematográficas. Aunque los historiadores dicen que difícilmente se celebrarían aquellas sesiones en un edifico como ese, ya que se sabe que para entonces tenían lugar en el Templo de Júpiter Estator.

Eso no es impedimento para valorar el trabajo de este pintor de estilo neoclásico, o más bien neorrenacentista, ya que había estudiado con pasión el arte de esa época. Y a final del siglo XIX, cuando triunfaban otros estilos más modernos, para él aquel arte del siglo XVI seguía siendo su modelo a seguir.