Arte
Inicio Pintura, Vanguardias Artísticas del siglo XX Crack is crack de Keith Haring

Crack is crack de Keith Haring

Publicado por A. Cerra

Crack is wack de Keith Haring

Cuando Keith Haring murió en 1990 con solo 32 años, su desaparición supuso la pérdida de un gran talento artístico. Y la mejor prueba de ello es que en su corta vida dejó una serie de trabajos de estética muy art pop que todavía se veneran e inspiran a los creadores contemporáneos, sobre todo en lo referente a sus obras callejeras como es el caso de los murales que realizó en Nueva York, como es el caso de la obra que hoy os mostramos aquí.

En concreto pintó este mural en el año 1986 en varias paredes neoyorquina de un espacio deportivo entre la Segunda Avenida y la calle 128.

Aquí se ven todas las características de su arte. Para empezar su trabajo tenía un afán comunicativo. Siempre relataba una historia, con formas aparentemente muy sencillas en las que abundan los trazos esquemáticos y los diseños cargados de simbolismo. Creó su propio lenguaje, único e intransferible. Una lengua que comprendía él y todos sus seguidores, porque lo que siempre deseó era transmitir sus ideas a los conciudadanos.

En este caso hablaba del enorme incremento que había habido de consumidores de crack en Nueva York, algo ante lo cual las autoridades no hacían nada. Así que para denunciarlo no dudó en pintar este tipo de murales de forma clandestina. Quizás su denuncia no hubiera tenido demasiada trascendencia si el autor no hubiera sido detenido por ello. Incluso fue juzgado y condenado a prisión por un tiempo, aunque no ingresó en la cárcel. Y tampoco parte de la sentencia según la cual se había de borrar su trabajo.

Sin embargo, la comunidad protestó contra tal decisión, así que finalmente las autoridades locales dieron permiso para que Haring volviera a realizar su obra. Y no solo eso la amplió. Además a modo de curiosidad, en la actualidad, varias décadas después, el departamento de parques y jardines del ayuntamiento neoyorquino se encarga de su conservación.

Lo cierto es que la obra de Keith Haring tiene ese eminente carácter callejero y hay diversos murales suyos repartidos por la Gran Manzana. Ese era el ámbito para su creación. Al igual que las estaciones de metro. Haring no pintó los vagones del transporte subterráneo como si hicieron y hacen muchos otros grafiteros. Él prefirió trabajar en las estaciones de metro, y más en concreto en los espacios destinados a ser soportes publicitarios. Ahí realizaba dibujos a tiza de forma muy rápida, para evitar que le detuviera la policía. Y esa rapidez es un elemento clave para comprender su arte, ya que le obligó siempre a realizar diseños muy sencillos y sintéticos.