Discusión en el mercado de Limoges de Kenneth Bates
El esmaltado ha sido durante siglos considerado un arte menor en toda Europa, salvo en los lugares donde había una enorme tradición en la realización en este tipo de trabajos y donde se refugiaban los mejores especialistas. Y en este sentido la población francesa de Limoges siempre ha sido todo un ejemplo.
Este arte, que se basa en la fusión de polvos de vidrio sobre una superficie metálica a altas temperaturas, ha sido practicado en Limoges desde la Edad Media. La ciudad es famosa por su porcelana y esmalte, y ha sido un centro de innovación en estas técnicas durante siglos.
Y si esto ocurría en Europa, todavía era más acusado en Estados Unidos, donde los esmaltes se consideraban un mero elemento decorativo, que tanto podía ser de factura artesanal para objetos delicados como las joyas, como industrial en los ornamentos arquitectónicos.
Sin embargo esa situación iba a cambiar a partir de los años 20 del pasado siglo XX. Algo que tuvo varios responsables, pero especialmente Kenneth Bates (1904 – 1994). Un personaje que no solo hizo obras como esta que aquí vemos titulada Discusión en el mercado de Limoges, sino que se preocupó de divulgar las bondades y técnicas del esmaltado por todo el país. Es decir, llevó a cabo una labor didáctica de la que son deudores todos los esmaltadores estadounidenses de las generaciones siguientes.
Bates, nacido en Ohio, estudió en la Escuela de Arte de Cleveland y luego en la Escuela de Arte de Cranbrook en Michigan. Fue un pionero en la enseñanza del esmaltado en Estados Unidos, y su influencia se extendió a través de sus numerosos estudiantes y seguidores. Su trabajo fue reconocido con numerosos premios y honores, y sus piezas se exhiben en museos de todo el mundo.
Entre ellos los otros dos grandes artistas de esta técnica como fueron Karl Drerup (1904 – 2000) y Edward Winter (1908 – 1976).
Pero volviendo al esmalte de Bates que aquí nos ocupa. Se trata de una pieza que hizo en el año 1943 y que hoy está en el Museo de Arte de Cleveland.
Es una imagen en la que el artista ha incorporado al arte del esmaltado las formas más rabiosamente vanguardista de la pintura. Es una imagen en la que se distinguen las formas propias del Cubismo y también del Futurismo. Y además está claro que hay un espíritu semiabstracto sobrevolando toda la escena. Unas formas de lo más modernas pero que al mismo tiempo se funden con su homenaje con una de las cunas mundiales del esmaltado, Limoges, a la que rinde tributo incluso en el mismo título de la pieza.
Un título que por otra parte nos da pistas sobre lo que está mostrando. Es realmente un enfrentamiento entre las mujeres que acuden al mercado de la ciudad francesa. Unas figuras compuestas por los ángulos propios del arte cubista pero con una energía adjudicable al estilo futurista. Con todo ello genera una escena de lo más tensa. Incluso el paisaje urbano donde la ubica parece ser fruto de esa tensión.
No obstante, todo ese ambiente tenso de las formas y el trajín de figuras encerradas por la arquitectura, queda bastante suavizado gracias al vivo colorido de la pieza en la que no falta casi ningún color primario ni secundario. Este uso del color, junto con la técnica del esmaltado, crea una sensación de profundidad y textura que añade una dimensión adicional a la obra.