Calvario de Matías Corvino
El calvario de Matías Corvino es una de las obras más destacadas del Gótico húngaro que ha llegado hasta nuestros días, esta singular pieza que en la actualidad se encuentra en la Catedral de Esztergom. El conjunto, es una verdadera joya decorativa con un profundo trasfondo religioso, este tipo de piezas estaban restringidos a los círculos más selectos ya que su elaboración resultaba excesivamente lujosa. En este caso parece ser que la pieza fue encargada por el monarca Matías Corvino. Matías Corvino, el Sabio (1443 – 1490) fue uno de los monarcas más aclamados en la historia de Hungría; promovedor de las artes, la cultura y la paz, en la actualidad se le conoce por ser un gran mecenas y el impulsor del renacimiento en Hungría.
Según las fuentes documentales de la época, el Calvario sería encargado por el propio monarca y realizado en el año 1452; la obra presenta ciertas similitudes con el conocido Caballito de Altötting en la factura y origen. Parece ser que ambas piezas podrían provenir talleres parisinos y en ambas se puede apreciar una factura delicada y muy cuidada con figuras realizadas siguiendo la técnica del esmaltado. Siguiendo esta técnica, los múltiples adornos o figuras que componen la pieza, son modelados en bulto redondo y posteriormente esmaltados en blanco para poder después, aplicar color sobre este esmaltado. Esta técnica era muy utilizada en la zona del centro de Europa durante los últimos años del estilo Gótico e incluso en el Renacimiento.
El Calvario de Matías Corvino se estructura como si de una gran torre dividida en diferentes pisos se tratase. La zona inferior, es quizás la que menor importancia posea, ya que según los historiadores del arte esta parte fue añadida posteriormente y no formaba parte de la estructura original. Sobre un podio rectangular y curvado, nos encontramos con las figuras de dos esfinges que no aparecen tumbadas como es costumbre, sino apoyadas sobre las patas traseras; éstas custodian una especie de ánfora o cáliz.
En el segundo cuerpo aparece representada la escena de la flagelación enmarcada por una estructura arquitectónica de estilo gótico que hace referencia a los contrafuertes de las catedrales y entre los cuales se han colocado diversas esculturas de santos como si de una portada se tratase.
Por último, en el remate final el artista ha colocado una escena típica del Calvario con Jesucristo en la cruz flanqueado por las figuras de su Madre, la Virgen María y San Juan Evangelista. La figura de Jesucristo no tiene apenas policromía destacando el esmaltado en blanco pero aun así podemos encontrar en ella una gran expresividad en su modelado. Santa María por su parte, se encuentra policromada con una túnica azulada y parece esconder su rostro a causa del dolor. La escena aparece completada con la figura de San Juan quien en contraposición a María, levanta el rostro hacia Jesucristo yacente como invitándonos a formar parte de la escena; su túnica ha sido esmaltada en un rojo brillante que destacada entre los colores dorados y blanquecinos.