El Anciano de los días de Blake
El pintor inglés William Blake, lo cierto es que durante toda su vida fue un artista totalmente incomprendido, y más que por su cuadros, se ganó la vida principalmente como grabador e ilustrador de los poemas que él mismo escribía. Un buen ejemplo de esta doble faceta artística de Blake es esta obra del Anciano de los días que servía de ilustración de su poema Europa; profecía.
Según la leyenda, una de las muchas que rodean la figura de este autor, llegó a contar que esta visión de un anciano midiendo el globo terráqueo con un compás, la vio él en la realidad. Si bien, con esta imagen se ilustraba un texto de la Biblia en el que Dios coloca la bóveda sobre el abismo.
William Blake, uno de los artistas más singulares del arte del Romanticismo de Inglaterra, era un gran admirador del arte de Miguel Ángel, tanto de su pintura como de su escultura, algo que sin duda alguna se manifiesta en el conjunto de su obra, si bien la gran diferencia es que mientras el artista italiano del Renacimiento aludía en sus obras a escenas bíblicas y también mitológicas, la temática de Blake generalmente es de carácter fantasioso.
Su formación evidentemente se basó en la mitología popular británica, pero él la adaptó para convertirla en una cosmogonía muy personal, única e intransferible. Por ello en esta imagen, no nos muestra al Dios universalmente conocido por todos, sino a un personaje creado por él mismo que llamó Urizen, y que para él era el creador del mundo. Y según sus propias creencias este personaje tenía cierto carácter maligno. Algo que él plasma en sus dibujos con esa atmósfera de pesadilla que envuelve a la figura.
Está claro que la pintura de William Blake, independientemente de su más que destacable maestría con los lápices y pinceles, en cuanto a su temática es completamente incomprensible si no se atiende a sus textos y a sus explicaciones. Y según estas explicaciones, el compás que vemos en la imagen en realidad más que un instrumento de sabiduría y de medición, vendría a ser una especie de símbolo de un relámpago de luz, capaz de iluminar un mundo sumido en un estado de noche oscura y tormentosa.
Lógicamente, al tratarse de un pintor que basaba sus obras en su visiones y ensueños más personales, jamás copiaba del natural, de ahí que en sus cuadros e ilustraciones sean extraordinariamente habituales las incorrecciones en el dibujo y en las formas, algo que para él no tenía ninguna importancia.