Retrato de Mijail Vorontsov de Lawrence
La nómina de pintores ingleses que desarrollaron su arte a caballo entre los siglos XVIII y XIX es amplísima, sin embargo muchos de estos grandes artistas han quedado un tanto eclipsados bajo el incontestable peso de dos grandes genios como fueron William Turner y John Constable. No obstante, merece la pena conocer la obra de artistas como Georges Romney y sus retratos, las imágenes plenamente románticas de Johann Heinrich Füssli o el más inquietante de todos ellos, William Blake, autor de fantasías como el Anciano de los días.
Otro de los pintores destacables es el que aquí mencionamos Sir Thomas Lawrence (1769 – 1830) un fabuloso retratista de algunos de los personajes de su tiempo, como es el caso de esta efigie que le hizo al Conde Mijail Vorontsov que actualmente se conserva en el Museo del Ermitage de San Petersburgo.
Para este lienzo eligió un tamaño un tanto menor a los que habitualmente se utilizaban en los retratos de los oficiales británicos. Sin embargo, la imagen da a la perfección la idea de grandeza por varios motivos. En primer lugar por tratarse de una composición vertical. Además elige representar al personaje desde un punto de vista bajo para engrandecer su figura. Y por último, recorta el retrato sobre un fondo de cielo que le da monumentalidad. Esta pintura en realidad tiene un perfilado similar al que tendría un monumento escultórico.
Y por otro lado, a esa idea de poderío también ayuda la propia pose del retratado. Se nos muestra girando de forma muy gallarda su cabeza, y luce con mucho garbo la capa sobre un hombro, apretando con fuerza el guante con su mano izquierda, y la espada con la derecha. El militar y aristócrata se hace retratar con todas su múltiples condecoraciones, si bien entre todas ellas destaca la empuñadura de su sable, que luce muy brillante. En realidad, es como el símbolo de lo que buscaba con esta imagen, lucir como estadista, militar y noble.
En todos los retratos que hizo Thomas Lawrence pone mucha atención en el rostro, que concibe como un espejo del carácter del retratado. Esta calidad de sus retratos hizo que en 1792 sucedería a Sir Joshua Reynolds como pintor de cámara del rey Jorge III, que años después el 1815, le concedió el rango de sir. Y posteriormente fue nombrado director de la Royal Academy hasta su muerte, aunque paradójicamente no se formó allí, ya que aunque pasó de joven un tiempo en la academia, lo cierto es que fue un artista muy autodidacta.