El canciller Séguier de Charles Le Brun
Este cuadro conservado en el Museo del Louvre de París es una de las grandes obras pictóricas del artista Charles Le Brun, el cual en realidad fue un creador total, ya que trabajó como pintor, escenógrafo o decorador en grandes proyectos, entre ellos el Palacio de Versalles.
De hecho, Le Brun es el mejor intérprete del lujo con el que se vivía en la corte del rey Luis XIV de Francia. Ya que en esa época barroca de sumo boato y recargamiento, él sabía combinar esos elementos con un tono solemne y retórico, fruto de una gran formación clásica. Y el resultado sin duda era muy gusto del monarca, en especial por el tremendo impacto de imagen y de comunicación que suponía.
Esa fusión de elementos la llevaba a cabo en sus proyectos más amplios que incluían pinturas, estucos, tapices, mobiliario y cualquier elemento ornamental o funcional de una sala palaciego. Pero también los usaba cuando pintaba una tela de forma individual, como esta que hizo hacia el año 1566 retratando al Canciller Séguier y todo su servicio, todos sus pajes y escuderos, un gran grupo que aparecen posando en una actitud y colocación muy estudiada, como si se tratara de una escena de teatro cargada de toda la pompa.
En cada detalle de los personajes se ve la ostentación del momento. Todos los tejidos son de lujo extraordinario, sin que falten los hilos de oro, no solo en los ropajes del canciller, sino también en los de su caballo o en los flecos del parasol que cubre al político del sol.
Cada detalle está pintado con exquisitez y a su vez todos ellos forman parte de un ritmo orquestado a través de los formas, las gradaciones de color, las posturas o el orden de las figuras basándose en el orden y la simetría. Todo con un solo objetivo. Convertirse en una imagen impactante y majestuosa, que llame inmediatamente la atención por su elegancia y que irradie el poderío del personaje. Y si esto lo hace con un canciller, hay que imaginarse como lo haría para Luis XIV, el Rey Sol, cuyo absolutismo tenía al mismo tiempo una imagen ceremoniosa que en gran parte crearon los artistas como Charles Le Brun (1619 – 1690).