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Charles Townley en su galería de esculturas

Publicado por A. Cerra

Charles Townley en su galería de esculturas

Ya hemos hablado en otros posts anteriores sobre el gran viaje, el Grand Tour, que los aristócratas británicos, franceses o alemanes, entre otros, hacían a tierras italianas para conocer de primera mano la Antigüedad y el arte que estaba en la base de la cultura occidental. Unos viajes que para muchos de esos aristócratas podían ser el origen importantes colecciones artísticas, ya que aprovechaban para comprar obras de la época y a artistas del momento, como era el caso de las famosas y codiciadas vedutte que vendía Canaletto. Y también, a su vez para otros artistas, ya fueran pintores, escultores o literatos, ese gran viaje podía ser de lo más inspirador y determinante, como ocurrió con el caso del poeta alemán Goethe.

No obstante, otros nobles viajeros preferían comprar antigüedades y así llevarlas a su país de origen. Ese es el origen de muchas colecciones privadas que poseen o poseyeron auténticos tesoros de la Antigüedad, los cuales podían salir de los yacimientos arqueológicos del sur de Europa, a veces de forma legal, y otras como elementos expoliados.

Un ejemplo de estos personajes que acumularon una gran cantidad de obras antiguas fue el inglés Charles Townley, cuya colección alcanzó una enorme reputación en el Londres de la época. E incluso se hizo retratar con parte de ella en este cuadro realizado entre 1781 y 1783 por Johann Zoffany.

Nos presenta al coleccionista en la biblioteca que tenía en la mansión londinense que poseía en Westminster, adonde invitaba habitualmente a otros amigos suyas, que también eran verdaderos apasionados del arte antiguo. No era la única casona aristocrática en Inglaterra que poseía estos tesoros escultóricos, pero si era una de las más afamadas, tanto que ha llegado hasta nuestros días su dirección, al conocerse que esa casa con semejante colección se ubicaba en Park Street.

Y lo cierto es que no es de extrañar por la cantidad y calidad de obras que podemos ver reflejadas en este lienzo. Si nos fijamos bien, varias de esas obras pueden ser identificadas, y especialmente una: El Discóbolo del escultor griego Mirón. Sin embargo, hay que decir que esta figura fue un añadido posterior. El propio Townley hizo que fuera pintado en el cuadro una vez que aquel mármol fue hallado en la Villa Adriana de Tívoli en el año 1791. Y es que él fue el propietario de esta célebre copia de la escultura griega y que en la actualidad se expone en el British Museum de Londres. Al igual que todos los mármoles de Townley, ya que a su muerte, sus herederos no debían sentir tanta pasión hacia el arte de la Antigüedad y decidieron venderlos íntegramente al Museo Británico de la capital inglesa.