La Galería del Archiduque Leopoldo Guillermo en Bruselas
Este cuadro realizado hacia el año 1651 por el pintor David Teniers el Joven es un fabulosa excusa para hacer un breve relato de cómo empezaron a generarse las colecciones de arte.
Ya desde la Edad Media y a comienzos del Renacimiento hubo familias como los duques de Berry, los de Borgoña o los Medicis en Florencia que se afanaron en crear colecciones de arte y también de curiosidades. De hecho hubo aristócratas del norte de Europa que sobre todo les gustaban coleccionar objetos únicos, exóticos y con cierta aura de maravilla, muchos de ellos de origen natural. Lo cual no impedía que también guardaran entre sus colecciones cuadros o esculturas.
Un buen ejemplo de ello son las colecciones que reunieron en el siglo XVI personajes como el archiduque Fernando del Tirol o el emperador Rodolfo II en Praga. Fueron ellos los que le empezaron a dar fama a los gabinetes donde se guardaban ese tipo de objetos y tesoros, los cuales cada vez fueron más abundantes entre los aristócratas europeos.
Paulatinamente esos gabinetes se fueron especializando, y hubo algunos que estaban orientados sobre todo hacia las obras de arte. Los más ricos iban acumulando pinturas, grabados, dibujos, esculturas antiguas y también obras de sus contemporáneos. Hasta los propios artista iniciaron sus colecciones, tanto reuniendo obras clásicas que les inspiraban como las de otros creadores coetáneos. Figuras como Andrea Mantegna, Durero o Tintoretto las tendrían, por no hablar del pintor, arquitecto y biógrafo de artistas Giorgio Vasari.
También Rembrandt o Rubens hicieron sus propias colecciones de arte, en las que se alternaban las pinturas y esculturas con objetos del mundo vegetal y animal, muchos de ellos traídos de lejos. Al igual que no faltaban fósiles o testimonios de alto valor histórico. Es decir, se trataba de colecciones con un carácter muy enciclopédico. Pero evidentemente también tenían un valor económico, ya que su venta o subasta les proporcionaba dinero, como le ocurrió a Rembrandt durante un periodo de cierta quiebra en sus finanzas.
Es decir, los más potentados se hacían con este tipo de colecciones de gabinete, distintas a las que las familias reales o aristócratas formaban a partir de sus encargos o las obras que se hacían por protocolo. En el caso de los gabinetes era algo más privado, caprichoso y heterogéneo. Y de entre todas las que se fueron creando a lo largo del siglo XVII, sin duda, una de las más espectaculares era la del Archiduque Leopoldo Guillermo, cuyo pintor de cámara era David Teniers el Joven.
Precisamente él, además de realizar las pinturas para el archiduque, también era el encargado de la conservación de las obras de la colección. Y no solo eso, igualmente participaba en las adquisiciones y tenía que divulgar el valor de la colección. Ese fue el motivo de que hiciera cuadros como el que aquí mostramos. Imágenes que eran enviados a familiares del archiduque o a otras cortes para aumentar el prestigio de su galería particular.