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El Discóbolo de Mirón

Publicado por Laura Prieto Fernández

El Discóbolo fue realizado el famoso escultor y broncista griego Mirón de Eleutera, más conocido como Mirón.

Es una escultura de bulto redondo que la podemos datar en torno al año 455 a.C., en una época de transición entre el estilo severo y el primer clasicismo griego. Como ocurre con muchas obras de la estatuaria griega en realidad no conservamos el original, que seguramente fuera realizado en bronce, sino que se trata de una copia romana en mármol realizada a partir del original griego hoy perdido.

Discóbolo

La escultura representa un joven desnudo con cuerpo de atleta que se dispone a lanzar un disco. Mirón representó a múltiples atletas quienes plasmaban el ideal de belleza clásico, entre sus obras de atletas podemos mencionar el retrato de Timanthes de Cleón o El Likenes de Esparta, pero sin duda esta es su obra más conocida.

Conociendo su trayectoria artística es posible que esta obra plasmase un atleta conocido en la época aunque algunos historiadores han relacionado la obra con el mito de Jacinto amante de Apolo. El dios del sol habría matado accidentalmente al joven Jacinto con un disco y de la sangre de su joven amante habría brotado la flor que lleva su nombre.

El estudio anatómico de la obra pone de relieve la pericia del escultor griego. Su cuerpo, en tensión, contrasta con el rostro sereno que refleja el ethos (sentimientos contenidos) típico de la estatuaria clásica.

Pese a todo Mirón logra captar de manera sublime el movimiento en acto, parece como si el disco del joven atleta fuera a salir disparado de un momento a otro. Es un movimiento tranquilo y meditado pero a la vez potente, típico de aquél que sabe lo que debe llevar a cabo.

La composición escultórica se realiza a través de elementos geométricos: triángulos y arcos de circunferencia. Las piernas dobladas y los pies que se cruzan forman triángulos al igual que el torso con la cabeza y el muslo; los brazos y la cabeza describen arcos de circunferencia.

Si bien el ethos y el movimiento en acto describen la nueva estética clasicista, Mirón no consigue desligarse completamente de ciertos elementos arcaizantes como la cabeza inmóvil, una ligera sonrisa arcaica en el rostro del atleta o el pelo que todavía no tiene viva y permanece demasiado pegado a la cabeza y al rostro.

También podemos apreciar algunos restos de la influencia de la estatuaria egipcia el torso y el rostro se representa de frente mientras que las piernas y los brazos aparecen de lado (no podemos olvidar que en las primeras muestras de estatuaria griega, los Kurois y las Korai arcaicos, la influencia egipcia se hacía muy patente a través del trasvase de conocimientos que había en el Mediterráneo).

Obras como las de Mirón darán paso a la formación y creación de un estudio anatómico y de movimiento perfecto durante la época clásica y estos parámetros se llevarán muchos más allá en el helenismo cuando el dramatismo, la agonía y el movimiento se lleven hasta sus últimas consecuencias.