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Interior holandés I, Joan Miró

Publicado por Laura Prieto Fernández

Interior holandés I es la primera obra que el artista español Joan Miró pintó tras su viaje por Holanda en 1928. Son obras en la que el artista refleja su particular personalidad pictórica alejándose de las formas cubistas y expresionistas para adentrase por completo en la estética del surrealismo.

Joan Miró (1893 – 1983) fue uno de los pintores españoles más destacados de las vanguardias artísticas. Tras un periodo de formación caracterizado por las influencias que el artista conoció en Francia, se une al movimiento surrealista en torno a la década de los veinte. Su obra adquiere un complejo lenguaje simbólico donde el color y las formas abstractas son los verdaderos protagonistas.

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Interior holandés I es la primera de una serie de obras en las que el catalán reinterpreta obras de los maestros holandeses del XVII; en concreto esta pieza está basada en la obra de H. Sorgh El tocador de laúd. En realidad el pintor respeta la mayor parte de los elementos que aparecían en la pintura de Sorgh – aparece el hombre, la mujer, el perro…- pero reinventados bajo una estética muy personal que el español ya no abandonaría en toda su producción.

El centro de la composición está dominado por una figura masculina que aparece tocando un laúd (el elemento más realista de toda la composición); el resto de los personajes y componentes de la obra giran en torno a éste con un movimiento en espiral que otorga dinamismo a la obra. Parece como si las formas flotaran en un torbellino de expresión y color.

Miró ha simplificado al máximo la pintura de Sorgh. La habitación alberga en sus coloridas paredes formas oníricas y orgánicas donde la influencia de artistas como Kandinsky resulta innegable. Aparecen igualmente formas más abstractas como los asteriscos o las típicas líneas de color negro que, en los más variados grosores, atraviesan las obras de Miró.

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El universo que el artista expresa por la pequeña ventana de la parte izquierda del cuadro está lleno de detallismo y vida, en él aparecen referencias a pequeños insectos que también serán característicos de las obras del catalán.

La perspectiva ya no tiene cabida en una obra tan surrealista, sin embargo el artista sí que osa jugar con la teoría de colores expresando proximidad con las tonalidades más cálidas y lejanía con los colores oscuros.

Interior holandés I es una de las obras más conseguidas del artista catalán, el dinamismo de las formas, la alegría cromática y compositiva… hacen de esta pieza una de las mejores representaciones de surrealismo automatista, un proceso donde la razón ha sido relegada a segundo plano para pintar con la fluidez que tan sólo otorga el inconsciente.

Miró fue sin duda alguna uno de los mejores exponentes del surrealismo, no en vano André Bretón ya lo calificó en vida como “el más surrealista”, y los críticos -y el público en general-, alabaron sus creaciones ya que con unos pocos elementos, las obras de este artista consiguen una plena expresión que rápidamente enlaza con el espectador.