La esperanza de un condenado a muerte de Miró
Joan Miró realizó este tríptico de enormes proporciones en el año 1974. Y para comprender la obra es clave conocer esa fecha.
Para entonces la Dictudura de Franco en España estaba viviendo sus últimos tiempos, de hecho el dictador iba a morir al año siguiente. Sin embargo el régimen franquista aún pretendía mostrarse con mano dura e inflexible, y para ello no dudaba en condenar a muerte a sus presos políticos. Uno de estos fue el joven catalán y anarquista Salvador Puig Antich, que aquel año fue ejecutado mediante el garrote vil. Y la muerte de este joven precisamente tuvo lugar el mismo día que Miró acaba este tríptico, de manera que al enterarse de la coincidencia, el pintor decidió dedicárselo a su memoria.
Miró siempre fue muy crítico con la dictadura, y de hecho sus ideas democráticas y republicanas le llevaron durante unos años al exilio. Y pese a la apariencia surrealista y abstracta de muchas de sus obras, siempre hubo un trasfondo ideológico y político. Un buen ejemplo es este tríptico, pero hay muchos más. Por ejemplo, el cartel que ese mismo año 1974 hizo para la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Y antes, en 1968, había hecho otro tríptico titulado Pintura sobre fondo blanco para celda de un solitario. Sin duda un antecedente para La Esperanza de un condenado a muerte. Si bien aquí el trazo grueso que une las tres imágenes se ve deformado y cortado de golpe, igual que la vida del ajusticiado. Para él la esperanza sería esa mancha de color, que varía en cada tela y que queda en distintas posición respecto al trazo negro según discurren los acontecimientos para el reo.
Las tres partes de la obra se exponen juntas en la actualidad en la Fundación Miró de Barcelona, tal y como deseaba el propio artista.