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El Castillo de Médan de Cézanne

Publicado por A. Cerra
El Castillo de Médan de Cézanne

El Castillo de Médan de Cézanne

Este lienzo pintado al óleo lo realizó Paul Cézanne entre los años 1879 y 1892 inspirándose en los paisajes de Médan, localidad que conocía gracias a las visitas que le hacía al escritor Emile Zola. De hecho, no fue Cézanne el único amigo pintor del literato francés, ya que hay que recordar que unos años antes ya había hecho un retrato a Zola el artista Edouard Manet.

Pero volviendo al cuadro de Cézanne, una de las notas que más llama la atención es que parece como un trozo de un paisaje, como si no fuera una obra cerrada. El espectador sabe que tanto a derecha como izquierda continúa ese paisaje de bosque de ribera entre los que se ve la población y el propio castillo que le da título, e instintivamente lo reconstruimos en la mente.

Gran parte de esa continuidad viene implícita por la presencia del río y sus orillas en la parte baja. Cézanne no ha buscado una vista, sino que ha hecho un corte en el paisaje, solo ha pintado una parte de lo que está viendo. Pero además ni siquiera nos da un primer plano, ni tan solo un punto de vista principal.

Lleva a la práctica su máxima de “rehacer a Poussin al aire libre”, ya que era un apasionado de Nicola Poussin y los paisajes que pintaba como escenario de sus escenas mitológicas, como por ejemplo en Orfeo y Eurídice. Del pintor barroco le encantaba su claridad, el empleo de líneas simples para lograr el equilibrio, y eso que a veces optaba por puntos de vista que daban perspectivas inéditas.

Pero por otra parte, Cézanne se basa en otro de sus principios “tratar a la naturaleza con el cilindro, la esfera, el cono, …” A ello se debe su capacidad de síntesis basándose en la formas geométricas más puras. Aunque esto se conjuga al mismo tiempo con un trazo muy rápido y diagonal, que le da dinamismo a la imagen.

Paul Cézanne representa unas línea del Postimpresionismo, en las que partiendo del arte del paisaje impresionista quiere ya no solo interesarse por la luz y sus efectos, sino que además está intentando representar la espacialidad.

Usa la luminosidad para modular ese espacio, y luego busca que cada uno de los volúmenes de la imagen tengan su propia perspectiva. En definitiva, no está haciendo otra cosa más que sentar las bases de lo que será la descomposición de planos que harán mucho más radicalmente los pintores del Cubismo en las próximas décadas.