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El derby de Epsom de Géricault

Publicado por A. Cerra
El derby de Epsom de Géricault

El derby de Epsom de Géricault

El pintor romántico francés Theodore Géricault pintó esta obra sobre una carrera de caballos a inicios del siglo XIX, y éste es un dato para tener en cuenta, ya que lo que él pretendía con esta obra era retratar un momento de un espectáculo al aire libre, algo que será sumamente importante décadas más tarde, a finales de ese mismo siglo XIX con la irrupción de los pintores del Impresionismo.

De hecho, en esta obra vemos como ha buscado dar una sensación del mayor dinamismo posible, si bien el intento es un tanto fallido, al situar las figuras paralelas en exceso al plano de la tela, lo que no nos da idea del movimiento frenético de la carrera de caballos, aunque sí provoca un poco esa sensación de movimiento y la velocidad con la dirección en que dispone a los jinetes y sus cabalgaduras, relativamente inclinados hacia abajo.

Tampoco ayuda a esa sensación de movimiento que nos presente los caballos galopando con las cuatro patas completamente estiradas, algo que a nosotros no nos trasmite la idea de realidad, ya que sabemos que los caballos no corren así, si bien en su época no fue impedimento para transmitir el sentido de una carrera, ya que no disponían de los medios actuales para saber cómo es el movimiento real del galope de los caballos.

No obstante el intento es más que loable porque será precisamente con algunos pintores de la época romántica como Géricault cuando se empiezan a dedicar al estudio del movimiento y del color, y la relación entre ambos elementos, y por lo tanto a atender cuestiones relativas a como el espectador percibe las cosas, algo que todavía cobrará más importancia durante los estilos siguientes desarrollados en las décadas siguientes del siglo XIX: el Realismo y el Impresionismo.

Por otro lado hay que saber que ésta no es la única obra que Géricault dedicó a los caballos, unos animales que le fascinaban. De hecho, llegó a hacer retratos en exclusiva a los caballos, como el Retrato de caballo blanco que se conserva en el museo del Louvre de París, el mismo museo donde se expone este Derby de Epsom. Si bien en ese caso se trata de un retrato de un caballo que era propiedad de su principal mecenas artístico. No obstante, siempre consigue darles un tratamiento individual a cada caballo que pintó, incluso cuando forman parte de un retrato más amplio como es el caso de la obra que dedica a un Oficial de la Guardia Imperial.

En definitiva, fue un apasionado del mundo de la hípica. E incluso cuando viajó a Roma en 1816 presenció un carrera de caballos sin jinete en el Corso de la capital italiana, y de aquel evento pintó innumerables bocetos, tanto de los animales en movimiento como de todos los ceremoniales y preparativos que se realizaban antes de la carrera.