El Futurismo
Se trata de un movimiento de la vanguardia de los primeros años del siglo XX de origen y difusión eminentemente italiana. Pertenecieron a él, escritores, artistas plásticos y músicos antiacademicistas reunidos en torno al escritor Marinetti. Éste fue un escritor, tanto poeta como novelista italiano muy polémico que, en el año 1909 dio a conocer un “Manifiesto futurista” en el que condena la cultura del pasado (que tenía un enorme peso en Italia) y canta las excelencias de la sociedad industrial, elogiando la máquina y la velocidad. Posteriormente, en el año 1910 publicó junto a los artistas Boccioni, Carrá, Russolo, Severini y Balla el “Manifiesto técnico de la pintura futurista”, y a partir del año siguiente comenzaron a exponer conjuntamente. El movimiento murió tras la Primera Guerra Mundial, pese a que estos artistas confiaban en ella como elemento destructor del mundo anterior, para que surgiese uno nuevo, más en consonancia con los nuevos tiempos que les tocaba vivir.
Tal vez pueda ser considerada como la primera vanguardia moderna auténticamente agresiva, porque busca la completa disolución del vínculo del artista con el pasado y, anuncia un arte y un mundo más en consonancia con el paisaje urbano. Sus adeptos, integran pintura y escultura con la música y la literatura y, quizás su principal asunto en común sea la insistencia en el tema de la velocidad como expresión de la vorágine de la vida moderna, a la que glorifican. Usan recursos del cubismo y también del orfismo, otorgando a los objetos diferentes posiciones en el plano con el deseo de representar el movimiento, superponiendo en el cuadro varias visiones sucesivas, para que el espectador pueda elegir la suya. Representan caballos, perros y figuras humanas con varias cabezas o seres radiales con brazos y piernas. Queriendo representar el sonido, lo intentan plasmar a base de ondas sucesivas y el color lo muestran a base de una vibración de forma prismática. Utilizaron la “performance” para llamar la atención al público convencional, convirtiendo así a los artistas en intérpretes, buscando la provocación y encontrándose con la interacción con el público que solía arrojarles todo tipo de objetos que encontraba a mano.
Dentro de las obras futuristas, destacaremos la escultura”El hombre que camina” (“Formas únicas de continuidad en el espacio”) realizada en 1913 por Boccioni, una de las más notables creaciones del movimiento. Se trata de, a través del bronce plasmar la noción de movimiento, de velocidad (hay que tener en cuenta que para los futuristas “un coche es más bellos que la Victoria de Samotracia”), ya que “todo se mueve, todo corre, todo se transforma rápidamente”. La escultura muestra la continuidad dinámica de las formas, ya que no ofrece los perfiles rígidos de las esculturas inmóviles. Puede tratarse de una obra simbólica, el de un hombre que avanza hacia el futuro de forma contundente, clara y precisa, a paso rápido, con dinamismo. Las formas se multiplican, ya que Boccioni le coloca una especie de ropajes movidos por el viento que a la postre es el recurso que permite al espectador reconocer el movimiento y la fuerza que emanan de la figura, verdaderos protagonistas de la obra.