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El juicio de Paris de Petrus Paulus Rubens

Publicado por A. Cerra

El juicio de París de Rubens

Rubens pintó en diversas ocasiones cuadros con la escena mitológica del Juicio de Paris. Aquí por ejemplo ya hemos visto uno de ellos que expone en el Museo del Prado de Madrid. Y ahora os mostramos otro anterior, de hacia el año 1597, que se conserva en la National Gallery de Londres. Por cierto, en la misma pinacoteca londinense aún hay otro lienzo muy posterior con la misma temática.

Pero, ¿qué representa este cuadro para que lo pintara tantas veces? Se trata del episodio en el que Paris, hijo de Priamo el rey de Troya, está juzgando la belleza de tres diosas. Y no unas diosas cualquieras, son Venus, Minerva y Juno. Un acto en el que finalmente Paris elige a Venus y le ofrece una manzana dorada por ello. En realidad, está eligiendo entre Venus la diosa del amor, Minerva la diosa de la sabiduría y las causas justas, y Juno, personificación de la fidelidad.

Es decir, es como una versión de otro cuadro muy famoso de Rubens, como son Las Tres Gracias, que representan virtudes como la belleza, el encanto y el buen ánimo.

Eso le servía al artista para trabajar una vez más los desnudos femeninos que tan abundantes son en sus lienzos. Unas mujeres siempre voluptuosas, con formas curvas que plasman el ideal de belleza del momento. De este modo hay rasgos comunes en las mujeres que se pintan en esos años, ya que siempre suelen ser de caderas anchas, mientras que los pechos son pequeños.

En las mujeres de Petrus Paulus Rubens, el autor se recrea en su carnalidad. Unos cuerpos siempre luminosos en los que van incorporando sombras y reflejos que las hacen de lo más sensuales. Esos tonos para los cuerpos femeninos, son un poquito distintos en el caso de las figuras masculinas. Es algo sutil, pero muy importante a la vista.

Por cierto, en este cuadro el pintor también nos está proponiendo que nosotros hagamos un juicio a esas bellas mujeres (o lo que representan), y elijamos cual nos gusta más. Ese juego nos lo propone al presentarnos a Paris totalmente de espaldas, sentado y mirando a las diosas. En realidad, el resto de hombres que aparecen en la tela solo miran a las tres mujeres. Es algo así como invitarnos a un acto de voyeurismo y que también miremos a esas mujeres desnudas a través de los ojos del propio Paris. Y que decidamos cual es nuestro ideal: el amor, la justicia o la fidelidad.