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El muchacho del chaleco rojo de Cezanne

Publicado por A. Cerra

El muchacho del chaleco rojo de Cezanne

El mismo modelo que empleó para este cuadro de El muchacho del chaleco rojo, Cezanne lo pintó en otros cuadros de 1890, pero de todos ellos, la obra de más calidad es esta. Por cierto era un modelo profesional y de cierto prestigio en su época, tanto que incluso conocemos su nombre y nacionalidad, era el italiano Michelangelo di Rosa.

Es importante destacar que Cezanne tenía una visión particular sobre la pintura y el arte en general. Para él, la pintura no debía ser una mera imitación de la realidad, sino una interpretación personal del artista. Esta filosofía se refleja claramente en su obra «El muchacho del chaleco rojo».

No obstante hay que decir que cuando Paul Cezanne pinta a un personaje como este, no le preocupa en exceso su parecido o belleza. Más bien lo usa como excusa para sus experimentos en cuanto a la representación de los volúmenes o la luz. Algo así como lo que hace en sus famosos bodegones, pero en este caso con una persona. De hecho no duda en aplicar deformaciones anatómicas si lo considera oportuno, algo que hace en otros cuadros de género similar como por ejemplo Arlequín.

En este caso esa deformación se basa en el alargamiento desmesurado de los brazos del chico, con lo que logra equilibrar esa figura que ocupa un enorme porcentaje de todo el lienzo. Este alargamiento no es un error o una falta de habilidad, sino una decisión consciente y deliberada del artista para lograr un efecto específico.

También hay que destacar el colorido de la tela, dominado evidentemente por el rojo del chaleco, tanto que incluso aparece en el título. En general hace todo un derroche de composición a base de colores primarios y complementarios, con los cuales hace vibrar a la figura, al mismo tiempo que genera sus clásicas formas geométricas. Algo que se nota tanto en la figura como en el fondo de la habitación donde se encuentra. Un fondo que en realidad es bastante escaso, ya que como suele ocurrir en muchos de sus retratos, la persona llena la tela.

Como hemos dicho, Cezanne usa generalmente estos cuadros como experimentos sobre conceptos pictóricos. O sea sobre la geometría, el volumen o el color. Y eso que él no es un colorista ni siquiera correcto, pero aún así le otorga una gran importancia en este cuadro, sobre todo con la mancha roja del chaleco que llama extraordinariamente la atención del espectador.

Pero aunque todo eso sea verdad, los historiadores del arte en este caso también han querido ver una intención temática en la obra. Y piensan que con este retrato el artista quiso personalizar la idea de la melancolía. Esta interpretación se basa en la expresión del rostro del modelo, que parece reflejar una cierta tristeza o descontento.

En definitiva, que el arte de Cezanne tiene muchas perspectivas desde las que observarse. No en vano, podemos decir que de todo el grupo de los pintores postimpresionistas, posiblemente Cezanne haya sido uno de los más influyentes en las primeras vanguardias del siglo XX. Su influencia se puede ver en artistas tan diversos como Picasso, Matisse o Braque, quienes reconocieron la importancia de su obra en su propio desarrollo artístico.