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Encuentro de San Bruno con el conde de Calabria de Manuel Bayeu

Publicado por A. Cerra

Encuentro de San Bruno con el conde de Calabria de Manuel Bayeu

Manuel Bayeu, miembro de la familia Bayeu con insignes artistas españoles del siglo XVIII como sus hermanos Francisco y Ramón, además de su cuñado Francisco de Goya, también se dedicó a los pinceles. Si bien toda su vida compaginó el arte, exclusivamente religioso, con la vida monástica.

Nacido en 1740 en Zaragoza, con 20 años de edad ingresó en la Cartuja de las Fuentes en tierras aragonesas. Y hasta su muerte no dejó la vida cartujana, pero alternó la vida en conventos con diversos encargos de pintura religiosa, lo cual le valió algunas envidias por parte de otros pintores y alguna reprimenda en ciertos momentos, pero al final recibió el apoyo de sus superiores.

Aunque fue destinado a otras cartujas españolas tanto en Cataluña como en la isla de Mallorca, e incluso en su Aragón natal, lo cierto es que la mayor parte de su vida la pasó en la Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes, a las afueras de la localidad de Lanaja en la provincia de Huesca. Fue ahí donde pintó la mayor parte de su obra.

En concreto se sabe que hizo hasta 34 cuadros para relatar la vida de San Bruno. De estos cuadros solo han llegado la mitad hasta nuestros días, ya que los otros se perdieron tras la Desamortización de Mendizábal que sirvió para secularizar muchas de las propiedades de la Iglesia en España.

Las 17 obras que se han conservado se trasladaron al Museo de Huesca. Ese es el caso de este lienzo que plasma el Encuentro de San Bruno con el conde Rogerio de Calabria. La imagen cuenta como San Bruno en compañía de otro compañero se habían retirado a la región italiana de Calabria, donde se iban a establecer con el permiso del Papa.

Al llegar allí se encontraron con el conde Rogerio, quién andaba con sus perros y sirvientes en plena cacería por el monte. Este noble va a ser quién le done a San Bruno un espacio donde pueda desarrollar su labor religiosa. De hecho, se le ve de espaldas señalando hacia el lugar donde está La Torre, edificio que le cede al santo.

La escena es una combinación de personajes y de paisaje, todo ello con un claro estilo narrativo. Mucho menos pretencioso que las pinturas propias del momento neoclásico que realizaban sus dos hermanos. Y es que el estilo de Manuel Bayeu siempre fue más desenfadado, e incluso naïf en comparación. Pero en él primaba más el sentimiento religioso que la calidad artística de la obra. Aunque siempre estuvo atento a las modas creativas de su tiempo.