Entrada al arca de Noé de Jan Brueghel el Joven
Esta obra de arte de la que hay varias copias, es un buen ejemplo de cómo sobrevivían los artistas en otros tiempos, sobre todo aquellos que formaban auténticas sagas familiares y aunque todos fueran buenos en su oficio, realmente no todos alcanzaban la categoría de genios. Ese es el caso de la estirpe flamenca de los Brueghel.
De esta saga realmente el más grande de todos fue el primero, Pieter Brueghel (1525 – 1569), autor de verdaderas obras maestras del arte del norte de Europa, como por ejemplo La siega de heno o La boda de aldeana.
Este pintor tuvo dos hijos artistas: Pieter y Jan. El primero pasó a denominarse Pieter Brueghel el Joven (1564 – 1638), para diferenciarse de su padre, mientras que el segundo se conocía como Jan Brueghel de Velours. Lo que es evidente que ambos siguieron pintando según las pautas de su progenitor, tanto en lo referente al estilo como a la temática, algo que se ver en obras como La Boda Campestre de Pieter Brueghel el Joven o la Alegoría de la vista de su hermano Jan.
Puede parecer un poco lioso, pero todavía hay más. Jan a su vez tuvo un hijo, que también se dedicó a la pintura, y que también le puso el mismo nombre, así que ambos pasaron a denominarse Jan Brueghel el Viejo (1568 – 1625) y el Joven (1601 – 1678), respectivamente. El objetivo era seguir aprovechando la fama de su apellido y las fórmulas exitosas para que las ventas no pararan. Y como ejemplo esta plancha de cobre pintada al óleo por Jan Brueghel el Joven hacia el año 1630, la cual no deja de ser una copia de un original que hizo su padre unos años antes, en 1613.
La imagen de la Entrada al Arca de Noé había sido un cuadro muy exitoso, y por ello hicieron numerosas copias en el taller familiar. Y ese éxito se debía tanto a la calidad pictórica de la obra como a su exótica temática.
Hay que destacar la composición a partir de un árbol sin hojas, que sirve tanto para posar allí numerosos pájaros, como para separar el medio acuático del terrestre. Por otra parte, así se distingue ese árbol del bosque del fondo, que sin duda va a quedar inundado por el Diluvio Universal.
Y en un claro vemos el Arca, así como también se descubre a Noé, su esposa y su hija conduciendo los animales hacia ella. Van formando una diagonal que recorre la imagen, y vamos viendo animales más comunes como caballos, bueyes o ciervos, a otros más atractivos como leones, leopardos, camellos, monos… Un escena de lo más bucólica, y muy similar a otras de los Brueghel donde hay multitud de detalles en los que deleitarse y donde el sentido narrativo de las escenas es un auténtico sello de identidad.