Arte
Inicio Barroco, Pintura Escena de taberna de Adrian Brouwer

Escena de taberna de Adrian Brouwer

Publicado por A. Cerra

Escena de taberna de Adrian Brouwer

Adrian Brouwer (1605/6 – 1638) pintó numerosos cuadros de ambiente tabernario como este que aquí mostramos. Y lo hacía con un realismo total, lo cual indicaba que conocía tales escenarios a la perfección. Además murió bastante joven, y aunque llegaron a cotizarse bien sus cuadros, los cuales por cierto fueron admirados y comprados por figuras como Rubens, Rembrandt o Van Dyck, la verdad es que él vivió siempre de manera insolvente, lo que da a entender que no dejaba de ser uno más de esos borrachos, jugadores y juerguistas que tan bien retrató.

Sin embargo su depuradísima técnica no parece concordar con semejante forma de vida. Así que hay mucho enigmas sobre su biografía.

Se sabe que nació en Flandes, en la población de Oudenaarde, en una familia vinculada con el arte, o más bien la artesanía, porque su padre era diseñador de motivos para tapices. Aunque también se sabe que abandonó el seno familiar siendo un adolescente. Y se marchó a Ámsterdam y a Haarlem, donde hay constancia de que ingresó en una culta sociedad literaria, e incluso se especula con que llegara a formarse con Frans Hals. El hecho es que hacia 1631 ya aparece como maestro de pintura en el gremio de Amberes.

De todo ese periplo entre Bélgica y Países Bajos tomó sus distintas influencias. Por ejemplo, es digno heredero de un pintor de escenas costumbristas como Peter Brueghel. Al igual que parece evidente que conocía las imágenes que pintó y grabó el holandés Willem Buytewech especializado también en la representación de eventos populares y festivos.

Pero el carácter de las obras de Brouwer es completamente distinto. En sus cuadros se evita cualquier alegoría vinculada con temas religiosos, ni tampoco se satiriza a los personajes representados. Su interés es mucho más expresivo. Cada una de las figuras plasma gestos, ademanes y actitudes visibles en la realidad, pero dándoles un matiz cómico.

En cuanto a su estilo es de una enorme maestría. Pinta con enorme fluidez, con pinceladas muy cortas gracias a las cuales gradúa la luz y la sombra. Sabe recrear una atmósfera cargada de humo, pero también de calidez mediante los tonos ocres y grisáceos. De hecho, se aprecia un monocromatismo dominante, aunque salpicado de pinceladas blancas, negras y de colores primarios. Con esas herramientas guía nuestra mirada entre los personajes, cada uno de ellos en una actitud distinta.

Esta a la izquierda el borracho que le mete mano a la camarera, la cual se defiende con energía. Mientras que sobre ellos se abre una pequeña ventana para que se asome un viejo mirón. Y al otro lado, un grupo de hombres bebidos jalean a su compadre ebrio. Aunque también hay dos amigos charlando junto al fuego, ajenos al acoso a la camarera.